27 de diciembre de 2007

Navidades en Ko Pha Ngan

Como todo lo que está sucediendo este año, la navidad también ha sido diferente y hemos cambiado la fría y comercial navidad española por la cálida y superficial navidad que se vive en Tailandia. Como ya muchos sabréis, la religión dominante aquí es el budismo, por lo que la navidad no tiene ningún sentido mas que para los comercios y hoteles que saben que para los turistas son fechas especiales y tienden a gastar mas.

Para pasar estos días pensamos en la isla de Ko Pha Ngan. Es una isla bastante grande que se encuentra en el Golfo de Siam a la que solo se puede llegar en ferry. Por ahora es la más grande en la que he estado, aunque la próxima semana sera superada por Koh Samui donde pasaré la nochevieja. Las comunicaciones dentro de la isla son regulares, con pocas carreteras y en un estado mejorable, pero quizás por eso no hay grandes resorts, así que solo se ven pequeñas cabañas justo al lado de las playas o disimuladas entre las palmeras de una colina. En esta isla es donde se celebra la famosa fiesta de la Full Moon Party en la playa cada noche de luna llena. Y por casualidad este año coincidía la nochebuena con luna llena, y por eso nos decidimos a venir aquí. A esta fiesta suelen venir miles de personas, y este año se esperaban unas 30.000 personas en una sola playa de fiesta hasta mas allá de la salida del sol y por eso nos alojamos en la parte contraria de la isla mucho mas tranquila y bonita.

Pero empecemos por el principio. En la oficina se estableció oficialmente el día 24 como festivo, así que la ruta hasta llegar al Koh Pangan fue: autobus Bangkok-Chumphon, Chumphon-Koh Tao y Koh Tao-Ko Pha Ngan en ferry. Un poco paliza, pero las distancias son grandes aquí. Nos recogió el personal del resort y nos llevó en pick-up porque el último tramo de la carretera no estaba asfaltado e incluso en malas condiciones en un par de tramos. Tal era el aspecto al estar en medio de la selva que nos encontramos un gran lagarto en la mitad del camino que salió corriendo en cuanto nos acercamos un poco.


El resort era precioso, en una colina que daba a una playa tranquila de arena fina, agua transparente y palmeras. Nos pasamos todo el sábado en aquella playa haciendo snorkel y descansando.


El único problema que tenía este resort es que estaba demasiado apartado de todo y teníamos que estar pidiendo taxi cada vez que queríamos ir o venir. Así que el día siguiente lo gastamos en buscar unas motos para movernos por la isla y otras cabañas mas cercanas a la playa de la fiesta para poder descansar mas tiempo ya que el día posterior a la fiesta cogíamos el barco de vuelta a las 13:30 y perderíamos demasiado tiempo en ir y volver a este resort. Una vez lo tuvimos todo resuelto, a lo único que nos dio tiempo fue ir a ver la puesta de sol a una de las playas del sur de la isla.


Al día siguiente pasamos todo el día en una playa muy bonita en el norte de la isla pero mas al oeste de donde estábamos nosotros llamada Hat Thong Lang. Tenía una isla enfrente a la que se podía llegar a través del agua que te cubría por la cintura cuando nosotros llegamos pero que dependía de la altura de la marea. Muy tranquila la playa, con poca gente y bonitas cabañas.


Ya por la noche empezó el festival en la playa. Antes nos habían dicho y habíamos leído que la fiesta había degenerado en los últimos años y estaba llena de extranjeros borrachos o drogados, que no lleváramos nada de valor, que cada año morían al menos un par de personas y que la aglomeración de gente era tal que no se podía estar cómodamente en la playa. Luego resultó que no era nada de lo que nos habían dicho. Es cierto que había mucha gente, pero se podía estar tranquilamente en la playa, sin sensación ninguna de peligro ni malos rollos ni gente demasiado pasada. Simplemente fue una gran fiesta en una gran playa con mucha gente. Lo pasamos fenomenal bailando toda la noche en la playa a veinti tantos grados de temperatura y en pantalón corto.


Al día siguiente emprendimos el regreso en sentido inverso al que llegamos.

20 de diciembre de 2007

Hasta pronto Macfer

Finalmente llegó el día en que nuestro ministro, mago, guía, profesor, compañero, consejero y sobre todo amigo tuvo que abandonar estas tierras tan amadas para él para volver a Madrid a buscarse un sitio donde asentarse y volver a adaptarse a una rutina que cuesta asimilar al principio pero que consigue apoderarse de ti finalmente. Yo aún no lo se, pero me hago una idea de lo duro que tiene que ser volver después de un año viviendo nuevas experiencias y conociendo gente nueva casi a diario a tu casa donde ves que nada ni nadie ha cambiado, todo sigue exactamente igual que cuando tu te fuiste. Parece como si el mundo se hubiera parado para todo el mundo excepto para ti.

Pues la despedida empezó el jueves en la oficina. Javi es muy querido aquí. Te trae regalos en cada viaje que hace, hace una ronda por todos los sitios para dar los buenos días al personal y preguntar que tal va todo y da un toque de alegría. Así que hicimos una comida en su honor en la que no falto el jamón, el queso, una ensalada hecha por nosotros y la ya típica comida mexicana que Faustina fabrica en su propia casa.


De izquierda a derecha: Loreto (la jefa), Chat-Uma, Lili, Nui, Kamron, Javi, Faustina, Elena, Leti y yo

Ya por la noche fuimos a cenar al restaurante de "Mari Carmen" donde comimos una auténtica comida tai y nos dimos los regalos del amigo invisible en el que me toco una "cosa" para colgar las toallas de mano del cuarto de baño o los trapos de la cocina.
De ahí decidimos ir a una discoteca nueva que nos habían recomendado. Estaba dentro del hotel Windsor y es una discoteca de las que cierran tarde y solo está regentado por tais. El sitio estaba bien, pero la música acabo rallándonos con tanto Hip-Hop, pero lo pasamos fantástico allí bailando y tomando unas copas.


El viernes, como era de esperar, estábamos todos muertos para ir a trabajar, pero aquí el cuerpo se te hace y al final soportamos bastante bien la mañana. Por la noche fuimos a cenar a un nuevo restaurante español que inauguraban en el Hotel Grand Millennium donde toda la comida que pidiéramos era gratuita y solo se pagaban las bebidas, así que ya os podéis imaginar como nos pusimos. Después de la cena nos tomamos nuestra última cerveza y charlamos con Javi disfrutando de las magníficas vistas de la planta 44.

Y así llego el día de la despedida. El día anterior, sin hacer nada, nos habíamos acostado bastante tarde, así que agradecí poder dormir mas de 9 horas seguidas, algo que aquí parece casi imposible hacer. Después de un bañito en la piscina subimos a ayudar a Javi a terminar de preparar sus maletas y al mismo tiempo preparar una última comida con él a la española. Uno no se puede imaginar la cantidad de cosas y trastos que puede acumular una persona durante todo un año. Nos fuimos al aeropuerto con cuatro maletas que obviamente no pudo facturar. Solo le dejaron dos y porque al final le lloramos un poco a la chica y le enseñamos la tarjeta de la embajada.

Una despedida muy sentida. Esto no va a ser lo mismo sin el, pero nos ha instruido muy bien y ahora debemos volar solos sobre estas tierras.

Un abrazo señor ministro. Que te vaya bonito. Nos veremos pronto.

13 de diciembre de 2007

Koh Phi Phi

Parece mentira que en dos meses y medio que llevo ya aquí solo hubiera ido una vez a la playa. Así que he tenido que romper la racha e ir para coger un poco de color porque me estaba quedando pálido.

En principio el viaje estaba previsto para Camboya pero una comida en mal estado en Pai hizo que me tuviera que quedar un par de días en cama con la consiguiente perdida de billete de avión a Camboya. Que le vamos a hacer, iré en otra ocasión. El caso es que el momento era el mejor, porque aquí hemos tenido un puente de esos que llaman acueducto. El miércoles 5 fue el cumpleaños del Rey de Tailandia que cumple ochenta añazos, el jueves 6 es el Día de la Consitución Española y el lunes 10 es el Día de la constitución Tailandesa, así que cogiendo el viernes 7 consigues 6 días de vacaciones seguidos que puedes aprovechar para ir a aquellos lugares que necesitan algo mas de tiempo

Bueno, pues una vez frustrado mi viaje a Camboya y recuperado de mi estomago, me uní al viaje organizado por Elena en el que iba su prima y unos amigos que tenía de visita a las islas Phi Phi.

Salimos el jueves por la mañana. Yo no tenía billete de avión pero decidí jugármela e irme al aeropuerto a ver que encontraba. Y me salio bien. En la misma taquilla de la compañía me saque un billete de ida por unos 36€. Ahora ya podía sentirme parte del grupo.

Llegamos a Krabi y alquilamos una super furgoneta igual que cuando fuimos a Koh Lanta.


Nos llevó hasta Ao Nang donde alquilamos un bote de popa larga que nos acercaría hasta Railay, nuestra primera parada y donde pasamos una noche antes de continuar. El lugar era precioso. Playas largas de aguas tranquilas como si de un lago se tratase, donde el cielo y el mar se confunden en el horizonte y rodeadas de acantilados y grandes rocas que salen del agua como si fuera una inmensa fuente de piedra que dibuja extrañas figuras.


Desconocíamos que en esta parte del mundo se notara tanto la subida y bajada de la marea del mar, y cuando llegamos estaba baja así que era difícil bañarse por la poca profundidad, pero aprovechamos para relajarnos y tomar un rato el sol. Toda esta zona es muy conocida por la escalada, ya que hay muros naturales muy altos y muy lisos que, al parecer, son propicios para la escalada. El caso es que estaba lleno de gente escalando por todos lados. Por la noche, después de cenar, nos tomamos unas cervezas en las amacas de un chiringuito que estaba en la misma playa bajo un cielo lleno de estrellas como yo hacía tiempo que no veía.

Al día siguiente decidimos madrugar un poco para coger el ferry que nos llevaba a Phi Phi pero no madrugamos lo suficiente y lo perdimos. El resto del día fue tirarlo a la basura, porque tuvimos que volver a coger un bote que nos acercara hasta Ao Nang e ir a un lugar donde comprar los billetes del próximo ferry que salía a las 15:00, y eran las 11:30!!! Después el ferry llegó tarde y salio del puerto casi a las cuatro de la tarde. El viaje dura dos horas que convinamos entre la una siesta tardía y el disfrute del paisaje, sobre todo cuando nos ibamos acercando a la isla. Cuando llegamos ya era denoche así que buscamos un taxi que nos llevara al resort donde teníamos reserva. Pues resulta que en Phi Phi solo hay dos carreteras y no es posible ir en ningún vehículo terrestre a otra parte de la isla, el único medio es el bote-taxi. Nos querían cobrar un montón por llevarnos a nuestro resort y pensamos coger otro en el centro de la isla y así no movernos, pero los precios de estos resorts a esas horas estaban por la nubes. Encima el marinero nos decía que el mar estaba muy movido, que era peligroso y que tendríamos que desembarcar con el agua por encima de la cintura.... no lo vimos muy claro, se nos habían hecho las nueve de la noche y todavía estabamos decidiendo que hacer, así que optamos por lo mas facil y nos quedamos en el centro. Alli nos encontramos con una chica que estaba en nuestra misma situación y la convencimos para que se viniera con nostros al resort. Vivía en Australia aunque había nacido en Malasia y estaba haciendo un tour por todo el sur este asiático ella sola.

Para el día siguiente contratamos un bote para todos para que nos diera la vuelta a la isla y poder hacer snorkel.

El mar seguía movido y cuando llegamos a nuestra primera parada estabamos tan empapados como si hubieramos sido arrastrados con una cuerda por el barco. El primer sitio fue la famosa playa que aparece en la película de Leonardo Dicaprio. Está en otra isla cercana llamada Phi Phi Leh dentro de Maya Bay. No pudimos desenbarcar en la misma playa porque había que pagar y nos parecía abusivo, así que lo hicimos en otra mas pequeñita que estaba enfrente y mas tranquila, porque la famosa estaba lleno de botes, lanchas y gente.


Estuvimos haciendo snorkel un rato por alli. Fue muy bonito, viendo bancos de peces que casi se dejaban tocar, muchas clases de peces que ahora no sabría describir, .... Luego nos llevó a una playa pequeñita a donde se accedía a través de una pequeña apertura en la roca y donde no había nadie. La playa era muy bonita, con arena blanca y fina como la arina. Nos tumbamos un rato disfrutando de la magnífica vista y continuamos con el tour hasta llegar a la última playa que era la de "Los monos". Cuando llegamos me decepcionó un poco porque no vi ninguno. Me tire un rato a la arena y me quedé dormido. De repente empecé a oir ruidos y cuando abrí los ojos un grupo de monos se dirigían hacia mi corriendo, así que pegué un salto de la toalla. El resto del tiempo que estuvimos aqui, los monos estuvieron haciendo de las suyas: cogiendo cosas de las bolsas de los turistas, arañando si te acercabas mucho, trepando, .... Al final acabas un poco cansado de estar pendiente de que no se acerquen. Ya por la noche repetimos el plan de la anterior: cervecita en las amacas viendo las estrellas.

El domingo fue un día mas tranquilo. Cambiamos de resort a uno un poco mas barato y mas centrico. Por la mañana estuvimos reposando en la playa principal de la isla y luego subimos a un mirador para contemplar la isla un poco mas desde lo alto.


y por la tarde decidimos hacer una excursión andando a otras cercanas que había que ir con agua por la rodilla o saltando por las rocas. Mereció la pena el paseo y el peligro de ir atravesando rocas con los pies descalzos o unas super chanclas de los moros, pero disfrutamos de unas vistas preciosas. Al final llegamos a una playa con un resort donde decidimos darnos un baño hasta que anocheció, y después de tanta caminata nos merecíamos un masaje a pie de playa escuchando las olas del mar para terminar cenando en el mismo resort en primera linea de arena.


Las vueltas ya se saben como son, así que la pasaré por alto.

Los primeros dias me decepcionaron en Phi Phi. El centro parece casi como Benidorm. Lleno de ingleses borrachos, una fila con unos bares con la musica muy alta y estridente y la gente agrupada en la playa con las sillas incrustadas en la arena bebiendo. Podría ser cualquier otro sitio de playa en España cuando se hacía denoche. Pero el último día que visitamos la otra zona mas tranquila hizo que cambiara mi concepto. Lo que hay que hacer aqui es alejarse todo lo posible del centro, así que tendré que volver para quitarme este saber un poco amargo que me ha quedado.

3 de diciembre de 2007

Do nothing in Pai

Planazo, planazo, planazo. A pesar de que nos habían dicho que en Pai no había nada que visitar, que las únicas actividades eran hacer treking o rafting que ya habíamos practicado y que solo íbamos a pasar una noche allí, creo que ha sido la excursión mas divertida hasta el momento.

El viernes llegó Rubén, mi compañero informático del ICEX que está en Almaty, así que después de recogerlo en el aeropuerto salimos directamente a coger el autobús que nos llevaría una vez mas, ya van tres en los casi dos meses que llevamos aquí, a Chiang Mai. Como ya todos sabréis, llegamos por la mañana temprano y después de un chocolate caliente en la estación cogimos un tuk-tuk grande y nos fuimos al aeropuerto. Habíamos alquilado una avioneta privada de hélices que nos haría el trayecto que faltaba desde Chinag Mai hasta Pai. Era una avioneta pequeña sin separación entre pasajeros y pilotos y en la que sólo sobraba un sitio y eramos once. Fue super emocionante, estaba sentado justo detrás del piloto y podía ver todos los mandos y pantallas además de la vista frontal del paisaje. El trayecto fue corto pero intenso. Volamos a una altura máxima de 8000 pies y a una mínima de unos 3000, por lo que en ciertos lugares íbamos bastante bajos. La sensación de volar en una avioneta no es igual que en un avión grande. Se nota la ligereza y te da la sensación que si todos nos ponemos en un lado el avión va a hacer un giro completo como en las películas de guerra. El despegue es muy suave, y así como en uno grande se te pega la cabeza a los hombros, aquí no notas nada y ves como va ascendiendo lentamente.


Nos habían dicho Manu y Myriam que cuando hicieron lo mismo por el Cañon del colorado la mayoría se habían mareado y acabaron vomitando, pero aquí no le pasó a ninguno. Sobrevolamos unas montañas selváticas que posiblemente anduvimos y descendimos en balsa en los viajes anteriores y que atravesaríamos al día siguiente en moto. Aterrizamos en el aeropuerto que consistía en una única pista corta, en la que el piloto tuvo que usar los frenos a fondo para no salirnos, y una caseta.

Fuimos al guest house, dejamos las maletas y salimos a explorar. Pai es un pueblecito hippie al que se acercan muchos mochileros a pasar unos días de relax, aunque la mano del turismo se nota en cualquier sitio hoy en día. Está a unos 135Km de Chiang Mai y tiene una calle principal llena de puestos de ropa, artilugios para ponerse, puestecitos de comida y bares donde comer o tomarse una cerveza por la noche con música en directo.

Lo primero que hicimos fue ir a alquilar unas motos para poder movernos por allí ya que el guest house estaba a ocho kilómetros del pueblo y visitar un poco la zona.



Una vez libres de movimientos nos fuimos a ver una preciosa cascada a las afueras. Como aquí ahora es invierno y estábamos en el norte no había nadie metido en el agua, pero seguro que en la época cálida está lleno de niños tirándose por los toboganes naturales. Ya que este pueblo es famoso por no tener nada especial que hacer, nos quedamos relajándonos allí un buen rato.


Por la noche nada especial, cena en un sitio con música en directo y luego a tomar una copa a otro.


Al día siguiente dormimos como marmotas y nos despertamos a las once. Eran muchos días de sueño acumulado. Nos pusimos en marcha y bajamos al pueblo a "desayunar" (porque llegaríamos a la una) y a facturar las maletas que nos llevarían a Chiang Mai. Después empezó lo mas divertido del fin de semana. Cogimos nuestras motos y emprendimos el camino de vuelta a Chiang Mai para coger el bus de vuelta. Las motos son las típicas que hay en toda Tailandia. Una especie de scooter con marchas y de 125cc donde caben dos personas pero he llegado a ver hasta cuatro y que pueden alcanzar los 120km/h aunque marque 160. Eramos once personas, así que con seis motos íbamos bien. A la cabeza siempre el ministro Javi y yo a la cola controlando que nadie se saliera del rebaño.


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La primera parada fue temprana y visitamos un cañón con unas vistas preciosas.


Un poco mas alante había un puente de la segunda guerra mundial que cruzaba el río.


Y la última parada fue la más impactante. Fue un parque natural precioso con un riachuelo, pero arriba del todo había un par de grandes charcas donde el agua estaba a 80ºC de forma natural!!! Era impresionante, la gente metía bolsas con huevos y después de un rato se hacían duros!!!


Y empieza la carrera!! Ya no hubieron mas paradas y nos quedaban aproximadamente 100Km. El tiempo se nos echaba encima, teníamos que coger el bus de vuelta a las nueve. El segundo tramo del camino fue precisos porque la carretera transcurría por en medio de la selva que dias atrás habíamos sobrevolado en avioneta.





La noche y el frío terminaron por aparecer, pero eso no consiguió mermar nuestro animo y seguíamos disfrutando de la carretera kilómetro tras kilómetro. La selva termino y comenzaron las carreteras de varios carriles y el tráfico que nos decía que ya estábamos cerca. Finalmente, y después de cerca de cuatro horas subidos en las motos, alguna vuelta de mas debido a nuestra falta de orientación y 706 curvas llegamos al destino. Con mucha pena pero con una gran satisfacción por lo bien que lo habíamos pasado, cambiamos el viento en la cara y el ruido de la moto por una manta y un lugar donde apoyar la cabeza del autobús que nos dejó, una vez mas, en Bangkok.

Hasta ahora el fin de semana mas divertido de todos.

26 de noviembre de 2007

Ayutthaya y Loi Krathong

Pues otro fin de semana que se pasa y una aventura mas que llega.

Creo que esta ha sido la visita que mas me ha gustado desde que estoy en Tailandia.

El viernes salimos corriendo de la oficina porque a las dos y media cogíamos el tren que nos llevaba a Ayutthaya.

Ayutthaya fue antigua capital de Tailandia, que se ha ido trasladando a lo largo de su historia, cuando el reino de Tailandia era llamado Siam y se dice que fue la época en la que el reino llegó a su apogeo hasta que los birmanos la conquistaron.

Una vez que dejamos las cosas en el guest house cogimos un tuk tuk que nos llevó al primer templo: Wat Mahathat. Ahora ya no es un templo porque lo único que quedan son ruinas, pero es uno de los sitios más fotografiados de Tailandia, ya que posee la cabeza de un buda apresada por las raíces de un árbol.

Estábamos tan impresionados por lo que estábamos viendo que se nos hizo de noche allí dentro, y os puedo asegurar que esto se puede ver en un rato.


Después de esto y una vez que hubieron llegado el resto de la gente del grupo de Bangkok, nos fuimos a comer a un sitio muy bonito y tranquilo con vistas al templo. Luego fuimos a la feria del pueblo donde habían un montón de puestos de comida, ropa, música, ... y donde estaban proyectando una película al estilo cine de verano, solo que no habían sillas, la gente se sentaba en el suelo y era en un pequeño descampado donde la gente podía entrar y salir libremente. Que recuerdos me vinieron de la playa. También había un escenario con música en directo, pero debía ser malo hasta para ellos porque solo había un grupo de borrachos bailando (haciendo el idiota). Había mas gente en el escenario que abajo.
Y de ahí a dormir, porque al día siguiente nos levantaríamos a las 8:30 para evitar las horas de sol y poder visitar lo máximo posible.
Después de un buen desayuno en el guest house para tomar fuerzas, nos alquilamos unas bicis para ir mas rápidamente de un templo a otro. El primero fue Ratcha Burana, que se caracteriza por un gran chedi o estupa central donde fueron enterrados el rey y dos de sus hijos hasta que unos saqueadores profanaron las tumbas y se llevaron el oro que allí había.
A la salida nos encontramos con un simpático hombre que nos ofreció llevarnos a cada uno de los templos que había a las afueras de la ciudad por 500 baths (10 euros) y esperarnos el tiempo que hiciera falta en cada uno de ellos. Al principio no nos dio buena espina, pero nos enseño una libreta que tenía donde gente de distintos países habían anotado sus experiencias con él en muchos idiomas, desde el español hasta el griego, y todas buenas, así que finalmente decidimos fiarnos y fue un gran acierto.

Al primero que nos llevó fue al Wat Yai Chaimongkhon que está habitado por algunos monjes y monjas y destaca por su gran chedi y por un buda reclinado de grandes dimensiones.
De ahí nos fuimos al último wat en ruinas, luego a ver a otro buda reclinado (esa es la posición del nirvana) y por último al único wat que se salvó de la destrucción de los birmanos.
Salimos corriendo después del último templo porque el tren salia de vuelta a las 15:30. Llegamos a Bangkok una hora y media después, pero ahí no acabó nuestro día porque en Bangkok se celebraba el Loi Kratong y nos habían invitado a casa de un japones a verlo desde su terraza. Esta fiesta se celebra en honor a la diosa de los ríos y canales y consiste en dejar en el río los krathongs que son pequeñas cestas decoradas con flores, incienso y velas.
Al final llegamos pronto a la fiesta, así que tuvimos tiempo de relajarnos con una cerveza, charlar, ver la fabulosa vista que tiene desde la terraza y degustar el sushi que había preparado. Al final nos subimos en el barco privado del edificio y realizamos nuestra ofrenda a la diosa.

Y después otra carrera a casa para ducharnos y cambiarnos porque seguidamente teníamos el cumpleaños de Benedetta, una chica italiana que trabaja en la cámara de comercio de Italia. Así que fuimos por tercera vez desde que estamos en Bangkok a casa de Sandro y Federico. Estaba lleno de gente y lo pasamos realmente bien.
Gracias a dios pude llegar a casa antes que mi cuerpo dejara de responderme por el cansancio.

21 de noviembre de 2007

Feria de Propiedad Intelectual

Ya he participado en el primer evento organizado por la oficina desde que yo estoy aquí. Ha sido durante el pasado fin de semana bajo el tema de la propiedad intelectual. Se ha celebrado en el Siam Paragon que es uno de los mejores centros comerciales donde se juntan las mejores marcas en Bangkok. Puedes ver tiendas de Ferrari, Maserati, Versace, Armani, Rolex, Bang & Olufsen o puedes darte un paseo por el Siam Ocean World que es el acuario mas grande de toda Asia o simplemente ir al cine después de comer en alguno de los tropecientos restaurantes que siempre están a tope.

¿Y que tiene que ver la propiedad intelectual con nuestra oficina? os preguntareis. Pues porque se exponían productos españoles con denominación de origen como vino, queso, jamón, ... y nuestra oficina se encarga de organizar todos estos eventos en los que participa España en Tailandia.

Pero empecemos por la punta. Hicimos unos turnos par ir a la feria y a mi me toco ir el Jueves y el Sábado. El jueves solo había que ir por la tarde para montar y organizar el stand. Así que estuvimos probando la super televisión de plasma que alquilamos con los dvds, poniendo banderitas, posters, organizando los expositores y esas cosas. Nos dimos un buen tute de tres de la tarde a nueve y media, pero quedo todo bien.

Al día siguiente vino lo mejor: Cocktel de recepción anterior al día de inauguración de la feria. Había que ir de traje y corbata, así que ya lo he usado mas veces de lo que yo pensaba. Vaya un pedazo de hotel donde hicieron el cocktel. Se llama Sukhothai Hotel y es uno de los mejores de Bangkok, con multitud de salas y jardines donde hacen recepciones y demás eventos. En nuestro caso fue en un jardín precioso y nada mas llegar casi se nos saltan las lágrimas al ver el quesito, jamoncito y vinito. Casi no lo había probado desde que estoy aquí. También había comida tai que probamos y que estaba muy buena, pero he de reconocer que nos centramos en el vino y los trozos de cerdo que fueron cortando durante todo el evento.



Luego hubieron unos cuantos discursos que no nos hizo perder la concentración sobre la comida y bebida.

Cuando nos cansamos del vino y estábamos saciados de comida nos pasamos a unos cockteles de cognac que hacían y al Moët Chandon. En eso estábamos cuando conocimos a unos italianos muy majos con los que estuvimos hasta que los camareros nos daban con las escobas en los pies. ¿Porque a los españoles e italianos tenemos que quedar los últimos en irnos de los sitios? El caso es que ayudamos un poco a recoger todo aquello y nos llevamos un par de botellas de Moët Chandon que estorbaban y fuimos a bebernoslas a casa de uno de estos italianos. Para que luego digan que Bangkok es muy grande, fuimos a parar a la casa donde se hacía una fiesta la primera noche que llegamos porque uno de los italianos era compañero de Sandro que fue quien nos invito la primera vez. Así que allí estuvimos charlando y disfrutando de buen champagne.

Al día siguiente llegamos a las diez al centro comercial para empezar nuestra jornada ferial. Estuvo todo bastante tranquilo durante todo el día. Nos dimos unas cuantas vueltas por el resto de stands probando los distintos quesos, vinos y resto de cosas que nos iban ofreciendo.

El momento esperado del día era la llegada de la princesa de Tailandia que se daría una vuelta por todos los puestos. En principio nos tenían que echar del recinto para que se inspeccionara todo por seguridad a las 14:00, luego a las 15:00, a las 16:00 y finalmente nadie se fue a ningún sitio hasta que sobre las seis y media sonó el himno en el recinto y llegó la princesa. Allí estábamos todos los importadores tailandeses, la consejera comercial (nuestra jefa), el embajador de España y los dos becarios. Media hora mas tarde, la princesa pasaba por nuestro stand, se comía tres canapés mientras el embajador le explicaba y siguió su camino. No me dio tiempo casi ni ha hacerle la reverencia.

Sobre esta princesa dicen que es muy inteligente, siempre va con una libreta en la mano donde apunta todo aquello que encuentra de interés y se preocupa por los problemas del pueblo. Precisamente por eso su padre (el rey) es también muy querido en el país, siempre ha estado muy implicado en los problemas y ha implantado soluciones reales a problemas importantes. Aquí hay mucho miedo a que el rey muera porque no se sabe lo que puede pasar. Su hijo y heredero no se le tiene aprecio aquí, es el típico niño que ha nacido en una familia rica y no valora el resto, derrochando dinero por todos sitios. Así que se dice que el rey puede haber llegado a un acuerdo con sus hijos para que a su muerte se repartan las funciones y reinen los dos. Eso si, a la princesa le ha puesto la condición de que no puede casarse para reinar. Aquí no se andan con tonterías. El hermano mayor del actual rey solo reinó durante seis meses porque apareció una mañana en su cama con un tiro en la cabeza y una pistola a su lado. La versión oficial es que se suicidó, pero ¿que rey hace eso al poco tiempo de subir al trono?.

Bueno, después de esta clase de historia seguimos, aunque ya hay poco que contar. Tras el paso de la princesa se hizo la hora de cerrar el chiringuito y nos fuimos.

Ale, pues ya he visto a mi primera persona con sangre azul.

14 de noviembre de 2007

Concierto de Linkin Park


Y por fin, el domingo, llego uno de los días mas esperados desde que llegue a Tailandia. Me había comprado las entradas la primera semana de llegar y gracias a los recortes de las cabeceras del periódico The Nation que tenemos en la oficina me hicieron un 10% de descuento. Aquí no le gusta a nadie el estilo de música que hace Linkin Park así que mi única opción era ir solo, pero para estar escuchando música y saltando tampoco se necesita a gente, no? (El que no se consuela es porque no quiere, jaja).

En fin, que en el ticket de la entrada ponía que el show empezaba a las 17:00, así que salí de casa sobre las 16:30 y cogí un taxi. Conducía una mujer muy simpática que habría cumplido ya los sesenta, le expliqué que iba a un concierto de un grupo americano y luego entendí algo como que los tailandeses tenían como cuatro días de conciertos en alguna fecha determinada. Luego me dí cuenta de que no había entendido bien para nada. Tardé una media hora por la autopista.

Llegué al Impact Arena que era donde se iba a celebrar y yo tenía la impresión de que iba a ser en un centro deportivo, pero era en una gran explanada al aire libre. Esta zona tiene algunos centros comerciales y está dedicado a ferias, convenciones y eventos de este estilo. El recinto tenía dos zonas. Una primera donde se estaban las carpas donde vendían todos los productos relacionados con el grupo (camisetas, cds, dvds, ....), estaban las barras de cerveza Singha y demás cosas de entretenimiento antes de que empezara el concierto.

Estuve un rato paseando por allí con una cerveza en la mano y luego decidí entrar para ir cogiendo sitio antes de que se hiciera tarde. La zona del escenario estaba dividido en tres áreas: de la mas cercana y pegada al escenario a la mas alejada. Yo tenía entrada para la intermedia y tuve suerte de colocarme en tercera fila, pero como los tailandeses son muy pequeños no tenía ningún problema de visión. Al poco tiempo empezaron los teloneros. Un grupo tai con unas pintas un poco raras que hacían música pop-rock. El cantante iba teñido de rubio, con una camisa con dos filas de botones al estilo marinero y unos pantalones plateados. Las letras eran un poco repetitivas a pesar de que era en tai, pero no estaban mal. Estuvieron tres cuartos de hora. Cuando terminaron pensé que pronto iba a estar de vuelta en casa, pero ahí estuvo mi primer error. En lugar de retirar todo el material del grupo, solo cambiaron la batería y ante mi cara de extraño apareció otro grupo telonero. Estos también eran tailandeses y hacían una música numetal mucho mas dura y cercana al estilo de Linkin Park que los anteriores. Debían de ser conocidos porque el que tenía detrás se las sabía todas, algunas fueron cantadas por mucha gente y cuando bajaron del escenario para ver el resto de los conciertos se hicieron muchas fotos con el personal. No eran del todo mi estilo pero hicieron buen concierto.

Cuando acabaron ya estaba bien entrada la noche y era buen momento para que empezara el grupo principal, pero volví a errar. Nuevo cambio de batería y otro grupo a escena. Yo no me lo podía creer, ya tenía ganas de que empezara, y encima este grupo consistía en un moñas vestido con chaqueta americana blanca y pantalón negro muy ochentero, tupé y un bigotillo que les queda fatal a los tailandeses. Encima la música era un poquito cursi para mi gusto. La gente ya estaba cansada y se sentaba en el suelo, pero no todos cabíamos sentados. También debían ser conocidos porque la gente conocía algunas canciones. Se me hizo eterno este grupo porque no me gusto mucho.

Di gracias a Buda cuando se acabó, y cuando creía que mi desesperación después de casi tres horas esperando que empezara no podía aumentar, lo hizo aún un poco mas. A punto estuve de saltar al escenario cuando nuevamente quitaron la batería y colocaron una nueva. ME ESTAN TOMANDO EL PELO!!!??? En ese momento recordé las palabras de la mujer del taxi y las entendí. Lo que me quiso decir es que aquí en Tailandia hay cuatro grupos teloneros antes del principal. Así que cuarenta y cinco minutos mas de, para mi, el mejor grupo de todos los anteriores, pero no pude disfrutarlo bien porque mis piernas y riñones empezaban a pedir una tregua.

Al fin terminaron y ya no hubo cambio de batería, sino que lo retiraron todo. Aún tuvimos que esperar una media hora para que aparecieran en escena. Pero creo que la espera mereció la pena. La puesta en escena estaba bien, aunque no es la mejor que he visto, pero el concierto tuvo mucha fuerza y se dejaron la piel con un solo de batería incluido bastante bueno. Para mi, como siempre, el mejor fue el rapero y segundo cantante del grupo Mark Shinoda que escribe, toca el piano y la guitarra y me parece el mas músico de todos.




Duraría algo mas de hora y media que se me hicieron como veinte minutos a pesar de que hubo bis.

Luego empezó el camino de vuelta a casa. Habían muy pocos taxis y los que pasaban ya iban llenos de gente. Tardé unos veinte minutos en poder para uno libre, pero me quería cobrar 500 baths en lugar de ponerme el taxímetro. El segundo y el tercero dijeron lo mismo. Llegó un momento que no pasaba absolutamente ningún taxi, ni con ni sin gente, y un policía me recomendó que me acercara casi hasta la entrada a la autopista porque allí sería mas fácil. El primero que conseguí parar le pedí por favor que me pusiera el taxímetro porque viajaba solo y era un abuso cobrarme ese precio. Este tenía cara amable y aceptó llevarme. Como no tenía prisa le dije que no me llevara por la autopista y finalmente me cobró 180 baths.

Y eso fue todo. Un gran concierto que no olvidaré.

Ya sabéis que el resto de fotos están aquí

13 de noviembre de 2007

El mercado flotante

En esta ocasión no nos hemos alejado mucho de Bangkok porque el domingo yo tenía un concierto y además venía una nueva becaria que va al Banco Mundial aquí en Bangkok y teníamos que ir a recogerla al aeropuerto.
Así que aprovechamos para ir a ver el mercado flotante de Damnoen Saduak. Cogimos un autobús el viernes. Llegamos por los pelos porque no sabíamos muy bien los horarios y nos subimos al último. Tuvimos que viajar un rato de pie porque todos los asientos estaban ocupados hasta que pasamos unas cuantas paradas y la gente empezó a bajar. Tardamos al rededor de una hora y media en la que nos dio tiempo a dormir un poco. No sabemos porque, al bajar del autobús habían casualmente tres moto-taxis esperando y nos llevaron al resort. Aquí voy a hacer un inciso porque yo no se exactamente como llamar a este tipo de sitios. Está claro que no es un hotel, es mas bien como un hostal pero mas bonito, así que es una cosa intermedia que llamaremos a partir de ahora "resort". Bueno, el caso es que el sitio era precioso, con un canal en medio y unos puentes de madera que te permitían pasar a las dos filas de habitaciones que había a los lados.

Cuando llegamos la cocina ya estaba cerrada, así que después de dejar las mochilas en la habitación llamamos a otro moto-taxi para que nos llevara a algún sitio a comer. La verdad que la calle estaba bastante solitaria, y nos llevo a un lugar de bufete libre. Como muchas de las cosas que habían para comer no las conocíamos nos decidimos por la carne que es mas difícil fallar. Nos pusieron un artilugio para hacer la carne que consistía en una base metálica donde se alojaba el carbón con las brasas y encima un recipiente en forma de ovni. El ovalo central estaba rodeado por agua caliente y dicho ovalo tenía unos agujeros por donde salía el calor con el que se hacía la carne. La grasa de la carne caía en el agua y junto con un poco de maíz y unas hojas de no se que se convertía en una sopa muy buena. Nos pusimos las botas, y los pobres camareros aguantaron allí sirviéndonos hasta que no pudimos mas. La gentileza de esta gente no acaba aquí, ya que después de pagar se ofrecieron a llevarnos en su coche gratis de vuelta al resort, y con una sonrisa de oreja a oreja en la cara.

Al día siguiente a las 07:30 en pie porque a las ocho venían a recogernos para llevarnos al mercado. Nos subieron en una barca y nos llevaron hasta el mercado. A esas horas de la mañana, en barca por los canales y a una buena velocidad que nos llevaba el "marinero", se notaba bastante fresco. El mercado ha perdido el encanto que tuvo hace ya unos cuantos años. Ahora solo hay puestos de regalos y barcas con fruta o dulces típicos de la zona. Consiste en unos pocos canales en los que hay puestos en las orillas dando al canal y pequeñas barquitas donde los lugareños venden su fruta. Tu marinero se va acercando a los distintos puestos o barcas según tu le vas indicando para comprar algo. Es un paseo bastante relajado e interesante. Nos habían dicho que fuéramos al mercado justo cuando abrieran, y así lo hicimos porque una hora mas tarde el tráfico por esos pequeños canales ya se hacía complicado por la cantidad de barcos turistas con sus cámaras de fotos.

Como era pronto y aún nos quedaba mucho día por delante, decidimos volver a Bangkok por otra ruta. Primero cogimos un autobús hasta Samut Songkhram. El autobús nos dejó en medio de ningún sitio por donde solo pasaban dos grandes carreteras que estaban a medio construir. Estuvimos merodeando un poco intentando orientarnos, pero en cuanto tuvimos la oportunidad hicimos lo que mejor sabemos hacer aquí: preguntar. Gracias a eso conseguimos que un hombre nos paseara por toda la ciudad esperándonos a que acabáramos cada una de las visitas que le íbamos diciendo que queríamos visitar. La ciudad está situada en el golfo este de Tailandia y lo mas interesante de ver son algunos de sus templos y un mercado con vistas al mar. Después de comer nos dirigimos a la estación de tren donde nos encontramos con un mercado que se realiza encima de las vías del tren y que habíamos conocido anteriormente por un vídeo en Youtube. Es muy curioso porque los puestos están a los lados de la vía y la gente pasea por en medio, cuando el tren va a pasar recogen las cajas que hay encima y los toldos, y una vez que ha pasado vuelven a colocarlo todo en su sitio y siguen con su actividad. Creo que solo circula dos o tres veces al día, por eso se lo pueden permitir.


El tren era bastante rústico, con ventiladores en el techo para combatir el gran calor que hacía y unos asientos bastante incómodos, pero el paisaje merecía la pena, pasamos por un montón de pueblos y por frondosos campos. Finalmente llegamos a Bangkok muertos de cansancio pero con la sensación de haber disfrutado del viaje.

6 de noviembre de 2007

Royal Barge

La procesión del "Royal Barge" es una ceremonia religiosa y real en la que desfilan cincuenta y dos barcos manejados por 2.082 remeros, decorados al mas puro estilo del arte tailandes por el rio Chao Phraya de Bangkok. Raramente se celebra y solo en ocasiones muy especiales relacionadas con la religión o la cultura. En los últimos sesenta años sólo se ha realizado en quince ocasiones. En esta ocasión se ha realizado con motivo del ochenta cumpleaños del rey Bhumibol Adulyadej, que dicho sea de paso, se encuentra hospitalizado desde hace tres semanas y ha sido su hijo el que ha tenido que sustituirle en la ceremonia. Todo tiene su significado y está todo muy bien preparado.

Así que allá que fuimos el Lunes. Como supusimos que el tráfico iba a estar muy mal por esa zona, pensamos en coger una barca por uno de los canales que atraviesan la ciudad. Son muy curiosos. Vas a la parada, el barco llega a toda velocidad, lo amarran durante el tiempo justo para que la gente salte por la borda y se marcha hacia la siguiente parada. Después pasa un revisor andando por la borda del barco con un casco para no dejarse la cabeza al pasar por un puente bajo. Como el río está tan sucio, tienen unas lonas azules que suben al tirar de una cuerda para que no te salpique el agua. Es un método rápido y barato, y además ves otra zona de Bangkok que solo puedes ver así.
Como todo lo que tiene que ver con la casa real, en Tailandia crea mucha expectación, y el río Chao Phraya que suele tener un gran tráfico marítimo estaba calmado y solitario. En cambio en la calle todo el mundo quería acercarse y coger un sitio para ver el acontecimiento. Tuvimos que dar unas cuantas vueltas hasta encontrar un sitio que estuviera bien para verlo, pero mereció la pena. Ahí van unas cuantas fotos.

Y unos videos





Si queréis mas información podes visitar la wikipedia o ver el resto de fotos

5 de noviembre de 2007

Koh Lanta

Lo estábamos deseando, y casi después de un mes de haber aterrizado en estas tierras lo hemos conseguido. Hemos ido a la playa!!!

Ko Lanta es una isla al sur de Tailandia perteneciente a la provincia de Krabi. Consta de dos grandes islas: Ko Lanta Noi y Ko Lanta Yai, estando la primera casi deshabitada y la segunda mas al sur. Se encuentra en frente de la más conocida isla de Ko Phi Phi que fue afectada por el tsunami del 2004, aunque en mucha menor medida.

Nuestro viaje, como siempre, comenzó el viernes volando desde Bangkok hasta Krabi donde llegamos a las 18:30. El vuelo duró hora y media. En el mismo aeropuerto, a nuestra llegada, alquilamos una furgoneta al estilo grupo de rock que nos llevó hasta nuestro destino. Fueron otras dos horas y media por carretera. Pero nada mas bajar del avión nuestros ánimos se desplomaron al ver la lluvia y todo el suelo lleno de charcos que indicaba que ya llevaba tiempo haciéndolo. No paró en todo el camino, y había zonas en las que la carretera estaba casi inundada y la luz había desaparecido de la mayoría de casas y establecimientos a causa de tanta agua. Tuvimos que usar dos ferries para llegar a la segunda isla a la que nos dirigíamos. Cuando llegamos seguía lloviendo y tampoco había luz. Lo que mas nos extraño fue que parecía que la gente hubiera sido abducida por los extraterrestres, no había un alma, y nosotros llegábamos con el estómago vacío. Después de dejar las mochilas buscamos un lugar donde calmar nuestros estómagos. Tuvimos que andar por diez minutos a través una playa totalmente a oscuras y únicamente ayudados por un par de linternas. Era el bar de un resort contiguo que ya estaba casi cerrando y en el que se apiadaron de nosotros al ver nuestras caras. Nos sirvieron unos sadwiches que son supieron a gloria. Que se hace después de cenar en la playa? Pues nos sentamos en el "abandonado" bar de nuestro resort, a oscuras, y estuvimos hablando y tomando cervezas hasta que notamos que empezábamos a decir tonterías.

A la mañana siguiente lo vimos todo mas claro con la luz del día. Estábamos en el paraíso. Habíamos dormido en unas cabañas de paja, rodeados de césped y a un minuto andando de una playa casi solitaria. Estuve contemplando la playa durante diez minutos porque no podía creermelo.




Era una de esas playas de agua templada, arena fina y donde se une con la selva.

Después de pasear y bañarnos por la playa comimos deliciosa comida tai (ya os empezaréis a dar cuenta que casi es lo único que comemos aquí) porque después nos venían a recoger para llevarnos a otro resort al final de la isla.
Mereció la pena a pesar de que había vuelto a empezar a llover. El pick-up nos condujo por unos caminos de tierra bastante sinuosos hasta una bahía que pensaba que fuera difícil de superar por la anterior. Las cabañas eran de mejor calidad y tenían baño y ducha dentro, pero lo mejor era que tenían vista directa al mar y tenía un restaurante justo encima de las rocas con una terraza donde poder tumbarte a cenar. Aquí en Tailandia anochece muy pronto, al rededor de las seis, así que a pesar de que estaba ya oscureciendo y lloviendo, cuando llegamos los propios empleados del resort nos invitaron a jugar una partida de volley playa. Como siempre, mi equipo ganó. Ya estábamos mojados porque llovía otra vez con mucha fuerza, pero nos dimos cuenta de que el agua del mar estaba caliente cuando entramos. Y que se hace después de un gran esfuerzo físico? Pues una gran cena. Nos enseñaron una bandeja de pescado que habían capturado esa mañana ellos mismos, y no pudimos decir que no. Nos pusimos hasta arriba de gambones, sepia y unos pescados típicos de la zona.



Y después, unas cervezas mientras jugábamos a las películas frente a los ojos asombrados de los empleados. Me hubiera gustado saber que se les pasaba por su cabeza de nosotros.
Como sucedió anteriormente, al día siguiente tuve que frotarme los ojos y pellizcarme para creerme lo que veía. Indescriptible, una imagen vale mas que mil palabras.

Como todo lo bueno, rápido se acaba. Después de comer vuelta a la bulliciosa Bangkok.

29 de octubre de 2007

Deporte de aventura en Chiang Mai

A pesar de las ganas que tenemos de ir a las famosas playas que tenemos alrededor, este fin de semana surgió el plan de volver a Chiang Mai única y exclusivamente a practicar deporte de aventura. Esta vez los aventureros que me acompañaron fueron: Elena y Javi (compañeros de la oficina), Fernando y Emilio que es el cónsul de España aquí en Tailandia.

Tengo que reconocer que el viaje ha sido un poco paliza. Salimos el viernes a las 8 de la tarde y cogimos un autobús VIP con el que viajamos toda la noche. El autobús estaba bastante bien. Eran tres asientos por fila en lugar de los cuatro tradicionales, los asientos eran anchos, con suficiente espacio con el de delante, el respaldo se reclinaba casi hasta la posición horizontal con un reposa pies que casi recordaba a una cama, repartieron almohadas y mantas y nos dieron una típica cena tai y un desayuno. Lo pero fue, como siempre, que el aire acondicionado estaba a todo lo que daba, por lo que pasamos bastante frío. ¿Como en un país donde la temperatura mínima es de 20ºC contrarrestan el aire acondicionado con mantas? ¿No sería mas fácil poner el autobús a unos 24 o 25 grados en lugar de a 19? En fin, contrastes.

Llegamos a las cinco de la mañana y fuimos al guest house (una especie de pensión pero mucho mas cuidado y bonito, en ocasiones tiene hasta piscina) que teníamos reservado donde dormimos hasta las ocho, ya que media hora después pasaron a por nosotros para empezar.

Todo este día lo dedicamos a hacer rafting. El problema de este deporte es que hasta que empiezas tienes que llegar a lo alto de la montaña donde empieza el río practicable, por lo que tuvimos que sufrir una hora y media de camino en furgoneta y luego media hora mas por un camino bastante complicado en pick-up. A la llegada nos dieron de comer y después empezó lo bueno.


La aventura duro algo mas de dos horas.

De vuelta a nuestras habitaciones decidimos ir a cenar a un italiano cercano para acabar en la terraza del guest house tomando unas cervezas, jugando a los chinos y disfrutando de nuestro primer espectáculo de magia por parte de nuestro mago particular de la oficina, Javi. Espero poder disfrutar de su arte es mas ocasiones antes de que se marche a finales de año, porque realmente es impresionante.

Al día siguiente de nuevo a las ocho en pie. Pensábamos que esta vez el día iba a ser menos agotador físicamente, pero al final del día descubrimos nuestro error. Yo estaba deseando subirme al quad y empezar la ruta, y no me decepcionó para nada. Otras dos horas y pico de ruta en las que incluyeron: un primer tramo por carretera que nos condujo a un camino de tierra que terminaba donde comenzaba la selva. Fue muy emocionante pasar por caminos llenos de agujeros, charcos y demás obstáculos a través de una selva preciosa.


Llegamos hasta la cima de la montaña donde había una vista muy bella de la zona.


Cuando llegamos al establecimiento de donde habíamos partido, a pesar del cansancio de brazos y piernas, me hubiera gustado haber seguido una hora mas. Intentaremos repetir en otra ocasión.

A la vuelta solo nos quedaban unas tres horas para coger el autobús de vuelta a Bangkok, así que tuvimos tiempo de dar una vuelta por el mercado de los Domingos, darnos un baño en la piscina, y ducharnos antes de dirigirnos hacia la estación.

En resumen, muy buen fin de semana, sobre todo los quads. Esperemos que la próxima salida sea definitivamente a la playa.