Después de esto y una vez que hubieron llegado el resto de la gente del grupo de Bangkok, nos fuimos a comer a un sitio muy bonito y tranquilo con vistas al templo. Luego fuimos a la feria del pueblo donde habían un montón de puestos de comida, ropa, música, ... y donde estaban proyectando una película al estilo cine de verano, solo que no habían sillas, la gente se sentaba en el suelo y era en un pequeño descampado donde la gente podía entrar y salir libremente. Que recuerdos me vinieron de la playa. También había un escenario con música en directo, pero debía ser malo hasta para ellos porque solo había un grupo de borrachos bailando (haciendo el idiota). Había mas gente en el escenario que abajo.
Y de ahí a dormir, porque al día siguiente nos levantaríamos a las 8:30 para evitar las horas de sol y poder visitar lo máximo posible.
Después de un buen desayuno en el guest house para tomar fuerzas, nos alquilamos unas bicis para ir mas rápidamente de un templo a otro. El primero fue Ratcha Burana, que se caracteriza por un gran chedi o estupa central donde fueron enterrados el rey y dos de sus hijos hasta que unos saqueadores profanaron las tumbas y se llevaron el oro que allí había.
A la salida nos encontramos con un simpático hombre que nos ofreció llevarnos a cada uno de los templos que había a las afueras de la ciudad por 500 baths (10 euros) y esperarnos el tiempo que hiciera falta en cada uno de ellos. Al principio no nos dio buena espina, pero nos enseño una libreta que tenía donde gente de distintos países habían anotado sus experiencias con él en muchos idiomas, desde el español hasta el griego, y todas buenas, así que finalmente decidimos fiarnos y fue un gran acierto.
Al primero que nos llevó fue al Wat Yai Chaimongkhon que está habitado por algunos monjes y monjas y destaca por su gran chedi y por un buda reclinado de grandes dimensiones.
De ahí nos fuimos al último wat en ruinas, luego a ver a otro buda reclinado (esa es la posición del nirvana) y por último al único wat que se salvó de la destrucción de los birmanos.
Salimos corriendo después del último templo porque el tren salia de vuelta a las 15:30. Llegamos a Bangkok una hora y media después, pero ahí no acabó nuestro día porque en Bangkok se celebraba el Loi Kratong y nos habían invitado a casa de un japones a verlo desde su terraza. Esta fiesta se celebra en honor a la diosa de los ríos y canales y consiste en dejar en el río los krathongs que son pequeñas cestas decoradas con flores, incienso y velas.
Al final llegamos pronto a la fiesta, así que tuvimos tiempo de relajarnos con una cerveza, charlar, ver la fabulosa vista que tiene desde la terraza y degustar el sushi que había preparado. Al final nos subimos en el barco privado del edificio y realizamos nuestra ofrenda a la diosa.
Y después otra carrera a casa para ducharnos y cambiarnos porque seguidamente teníamos el cumpleaños de Benedetta, una chica italiana que trabaja en la cámara de comercio de Italia. Así que fuimos por tercera vez desde que estamos en Bangkok a casa de Sandro y Federico. Estaba lleno de gente y lo pasamos realmente bien.
Gracias a dios pude llegar a casa antes que mi cuerpo dejara de responderme por el cansancio.