29 de enero de 2008

Vientián

Por fin hemos salido de Tailandia!!! Ya era hora de que después de cuatro meses (joer como pasa el tiempo) desde mi llegada saliéramos a tomar un poco otros aires, y aprovechando que debíamos una visita a un compañero que conocimos en la navidad que celebramos en Koh Phan Ngan y que está haciendo la segunda fase en el Banco Mundial en Vientián (Laos) nos cogimos un avión el viernes para allá.

El viaje hasta llegar fue un poco largo. Primero tuvimos que coger un avión hasta Udon Thani que es el aeropuerto mas cercano a la frontera con Laos por el noreste. Os preguntaréis porqué no volamos directamente a Laos, pues porque Vientián está lo suficientemente cerca de Tailandia y el vuelo directo era demasiado caro. Una vez en Udon Thani tuvimos que salir de Tailandia y cruzar la frontera en la que rellenamos unos cuantos formularios y nos sellaron la salida en el pasaporte. Y también era hora de que me sirviera de algo el pasaporte de servicio porque dentro de Tailandia no usas el pasaporte y no te sirve para nada, pero en esta ocasión lo utilizamos para no pagar ni la salida de Tailandia ni el visado de entrada a Laos. Vaya un vacile llegar allí y decir "No no, oiga usted, que yo tengo pasaporte diplomático y no pago nada para entrar ni salir". Es una pena que además no te hagan pasar por un lugar diferente, jejeje.


Una vez pasado el control cogimos un autobús que te llevaba a la frontera de Laos, porque yo pensaba que la una de la otra estarían separadas por cien o doscientos metros, pero lo cierto es que había que cruzar el Friendship Bridge que es el puente que une los dos países y que atraviesa el río Mekong. Una vez en el otro lado vuelta a hacer papeleos, control de visado, ... que a lo tonto estuvimos como una hora entre salir de un país y entrar en otro. Al final cogimos un taxi que ya nos llevó a la plaza central de Vientián y que tardó como otra hora mas. Nuestro amigo Jacobo nos había dicho que hacía calor y que el tiempo era como en Bangkok, pero ya en la aduana estaba medio lloviendo y hacía frio y eso ayudo un poco a que nos sintiéramos en otro país, porque lo cierto es que en el resto no se diferencian mucho.

Vientián realmente es un pueblecito, a pesar de que sea la capital de Laos, es realmente pequeño y creo que incluso Murcia es mas grande y tiene mas habitantes aunque la Wikipedia diga lo contrario. O al menos no se ve a mucha gente por la calle, ni siguiera por las principales de la ciudad. Por otro lado es tranquila, fácil de patear (no como Bangkok que casi no tiene aceras), puedes ir andando de una punta a otra, o bien tener una bici para ir mas rápido, tiene algunos bares nocturnos y sobre todo tiene comida muy muy muy rica. Al haber sido protectorado francés en 1983 se nota mucho la influencia de este país. Hay cantidad de restaurantes franceses, las calles no son Sois como en Tailandia, sino que son Rues y el idioma oficial en las áreas urbanas es el francés junto con el laosiano. Así que ya os podéis imaginar la cantidad de comida rica que hay junto con las pastelerías.

Llegamos bastante mas tarde y ya nos estaban esperando para cenar, así que fuimos directamente a un francés, como no. Nos pusimos hasta arriba de comida, pero es que hacía tiempo que no veíamos este tipo de comida: chuletones, buena ensalada, patatas asadas, ... No dejamos ni la mantequilla, y como es costumbre nos fuimos a un tranquilo bar a tomar una copa después. La verdad que después de esa gran cena y el viaje estábamos bastante cansados y nos fuimos pronto a dormir.

Como Jacobo nos había dicho que no había demasiado que ver, nos tomamos la mañana con tranquilidad y la aprovechamos para dormir mas de lo habitual. Cada uno de nosotros estábamos alojados en casas distintas y cuando estuvimos todos reunidos hicimos un super desayuno con batidos, croissant y demás bollería rica que tenían.
Empezamos visitando un par de templos budistas que habían en el centro. La verdad que solo señalaré una cosa, porque de el resto son iguales que los de Tailandia. Justo al lado del templo Wat Ong Teu Mahawihan tenían una pequeña torre con un "tambor" y unas campanas en lo alto. Era bastante curioso y bonito, pero no sabíamos que utilidad podía tener, así que lo preguntamos. Resulta que esa torre se llama "The lunch tower" o "Torre de la hora de comer" (que mal suenan estas cosas en español). Se usa todos los días, así que unos monjes se suben a la torre a golpear el tambor y las campanas a las tres de la tarde, de tal forma que los habitantes sepan que es la hora de comer de los monjes y puedan acercarse al templo para hacer las ofrendas de comida, porque los monjes budistas viven de las limosnas. Que bonita historia.


Después fuimos a ver la Estupa Negra. Se dice que era dorada y que cuando los tailandeses les invadieron, un dragón con siete cabezas salió de la estupa para protegerles. Yo no se que tipo de dragón sería, pero el caso es que al final les invadieron. Justo al lado había una pequeña librería de segunda mano y nos compramos las guías fakes de Camboya, Birmania, Hong Kong y Vietnam.


En otro templo nos encontramos representadas las seis posturas de buda: sentado, de pie y acostado. No se muy bien lo que significan y solo se que la más típica que es la sentada con las piernas cruzadas se llama zazen y que cada una de ellas representan una parte de la vida de buda o algo así. Buscaré información a ver si me entero.


Después nos acercamos al borde del río Mekong, que me decepcionó su paso por aquí. Pensaba que sería un río impresionante con muchísima agua y resultó que estaba bastante lejos y no impresionaba tanto. Justo al otro lado del río está Tailandia, y dicen que hay guardas vigilando que la gente no cruce a su país a través del río.

Cogimos un tuk-tuk que nos llevó a la Estupa Dorada que es uno de los mayores símbolos de Vientián, fue destruida en la invasión tailandesa y que como toda estupa budista contiene restos de Buda.


Por último nos volvimos paseando desde allí por una gran avenida recta donde estaban todos los organismos internacionales, ministerios y embajadas que están en pequeños edificios y grandes casitas muy chulas. La avenida terminaba en la plaza del Arco del Triunfo, pero no es como la de París. Los laos son muy listos y la construyeron con el cemento que los americanos les dieron para construir un aeropuerto.


Nos dimos una buena caminata, porque aunque la ciudad no es muy grande, ir de una punta a otra te lleva unos veinte minutos, y entre paradas, fotos y demás la cosa se alarga. Así que teníamos el cuerpo destrozado y decidimos ir a darnos un masajito para recuperar fuerzas. Por la noche para cenar fuimos a otro francés en la plaza principal. Era mas bonito que el anterior pero el chuletón no estaba tan bueno. Para tomar unas copas fuimos a un bar donde había una pequeña banda de música tai que tocaban versiones de canciones extranjeras y tais. Ahí fue donde Jacobo se lanzó al escenario a cantar la canción With or without you de U2. También conocimos a un par de tais que intentaron ligarse a Myriam y a Elena, incluso le llegaron a poner un anillo a Myriam, pero la sangre no llegó al rio y al final hasta nos ayudaron a encontrar un tuk-tuk que las llevara de vuelta a su casa.

Por la mañana nos costó mucho levantarnos por habernos acostado tarde y porque un par de mosquitos me estuvieron dando la brasa hasta casi las cuatro de la mañana, tuve que levantarme y encender la luz para buscarlos y matarlos.
No teníamos demasiado tiempo porque queríamos salir de allí sobre las cuatro de la tarde para llegar con tiempo al aeropuerto y poder cruzar las aduanas sin problemas. Primero fuimos a un templo donde asistimos a la tala de una palmera por parte de los monjes. El sistema era cortar por un lado con un hacha y por el otro con una sierra larga a la que le habían atado un par de cuerdas a cada lado para que pudieran tirar mas personas, cuando ya estaba a punto otro grupo tiraba de una cuerda que estaba atada a la copa y la balanceaban hasta que caía. La verdad que se lo pasaron pipa el rato que estuvieron intentando tirarlo. Luego el templo no tenía gran cosa.


Acto seguido fuimos al Morning Market, pero estuvimos poco tiempo y solamente Elena y Myriam compraron algo, como no. Y casi corriendo nos despedimos de nuestro amigo Jacobo y cogimos un tuk-tuk hacia el Buda Park, que estaba como a una hora casi y la última parte pensábamos que el conductor nos estaba llevando a su casa del poblado porque la carretera se convirtió en un camino de tierra llena de agujeros, habían cabras sueltas por el camino, gallinas, vacas, .... El parque está bastante chulo, no es muy grande pero está conseguido. Cuando entras piensas que hace tres siglos alguien plantó un montón de estatuas de Buda y de seres mitológicos allí, pero cuando lees la historia te llevas el chasco porque fue construido hace 50 años, de todas maneras es bonito. Una pena que a mitad de esta visita se nos acabaran las baterías de las tres cámaras de fotos que llevábamos. Está claro que Buda nos castigó por no haber comprado el ticket de entrada con cámara de fotos y dijéramos que no teníamos.



Pues eso es todo. De vuelta con el tuk-tuk hasta la frontera y taxi hasta el aeropuerto. Lo de siempre.

21 de enero de 2008

Open Water (Segunda parte)

Pues ya tengo el título de Open Water para bucear!!!! Bueno, en realidad esta semana haré el examen teórico y después tendré que mandar la documentación a Australia para que me den de alta y me manden el carnet, pero ya hemos hecho las prácticas.

La zona donde fuimos se llama Rayong que no es una isla sino que está en la parte Este del Golfo de Siam. En principio íbamos a ir a una isla, pero no estábamos seguros de que nos diera tiempo a coger el ferry y decidimos no jugárnosla.
El sábado salimos muy temprano de Bangkok. A las seis de la mañana habíamos quedado con Pock (no se si se escribirá así el nombre de nuestro profesor) que vendría a recogernos en su coche. Nos dijo que mejor ir así porque nos ahorrábamos tener que alquilar una furgoneta y que no habría problema a pesar que eramos seis personas contándolo a el. Pensamos que sería algún tipo de coche ranchera o amplio en el que podríamos ir mas o menos bien, pero cuando lo vimos llegar con un coche normal y corriente, mas bien antiguo, se nos vino el mundo encima. Kiko iba delante junto a Pock y detrás nos apoltronábamos Myriam, Elena, Manu y yo. En principio el viaje era de un par de horas, pero luego fueron algo mas que se pudieron resistir gracias al mono de tabaco que tenía nuestro conductor y al intelectual e ingenioso juego de las palabras encadenadas.


Llegamos directamente al puerto donde nos esperaba el barco con todo el material listo. Hicimos una primera parada, pero no era la nuestra, hicieron inmersión el resto de la gente que iba en el barco, y a nosotros nos tocó la segunda parada (esto es como el autobús o como el cine, el primer o el segundo pase). Antes de prepararnos nos reunimos para que nos explicara los ejercicios que íbamos a hacer bajo el agua y que básicamente eran los mismos que habíamos hecho en la piscina. Luego nos pusimos la equipación y nos lanzamos al agua.


Bajamos 5 metros y estuvimos alrededor de 33 minutos. Hicimos los ejercicios y luego dimos un paseo. Lo que mas me preocupaba a mi era no ser capaz de hacer la descompresión de los oídos, pero la verdad que no tuve ningún problema. El ningún momento tuve sensación de agobio o de inseguridad ni me sentí incomodo, todo lo contrario, estuve bastante tranquilo como si en lugar de estar en medio del mar me encontrara aún en la piscina. Al volver a la superficie estábamos todos alucinados de lo mucho que lo habíamos disfrutado y nos felicitamos. Siempre que se hacen las cosas bien y sobre todo deporte viene la recompensa, en forma de plato de comida tai con arroz (esto casi podría omitirlo), curry amarillo, tortilla tai y fruta. Y como buenos deportistas españoles nos ganamos una siestecilla después de comer.
Al rato hicimos la segunda inmersión. Un poco mas profundo, como unos 8 metros, mas o menos el mismo tiempo pero con otras prácticas. Como suele ocurrir, por la tarde había mas viento y marea, por lo que estar parado en un lugar era difícil y el agua te mecía de un lado a otro. La visibildad tampoco era muy buena, así que la disfrutamos menos.

Entre el madrugón, y las dos inmersiones teníamos el cuerpo para pocas bromas. Cenamos en un sitio muy bonito con las mesas en la misma arena de la playa, y para no cambiar de tema nos comimos unos pescados bien buenos y a dormir.


El domingo fue mejor que el anterior. A las 8 ya estábamos montados en el coche rumbo al barco. Estuvimos en una zona distinta a la del día anterior. El fondo no era de arena y habían unos animales parecidos a los erizos pero con unas púas mucho mas largas y finas con los que había que llevar mucho cuidado. Bajamos a 10 metros durante unos 40 minutos que consistieron en mas ejercicios y el paseo final.




Y después de comer vino la mejor inmersión. Bajamos hasta casi 20 metros, yo tuve algún problema de descompresión en uno de los oídos a los 12 metros, me quedé a esa profundidad porque no conseguía descomprimir bien pero al rato volví a mirar la profundidad y ya estaba a mas de 15. Aquí no hubieron ejercicios y solo estuvimos paseando. La verdad que el fondo marino es increíble. No habían demasiados peces, aunque si vimos algunos bancos muy bonitos. Lo mas impresionante fue ver alguna raya escondida y camuflada bajo la arena y las distintas formas rocosas y la flora eran maravillosas. El paseo nos resultó corto y cuando volvimos a la superficie queríamos volver a bajar, pero se estaba haciendo un poco tarde ya tuvimos que empezar el odiado viaje de vuelta a Bangkok.

La experiencia ha sido impresionante y ya estamos planeando hacer otro viaje con nuestro instructor para sacarnos el Advanced Open Water. La sensación de estar a un montón de metros bajo el agua sin peligro ni agobio y la tranquilidad que se respira es difícilmente comparable. Ahora que conoceré un poco esta región tendré que probar por Murcia para poder comparar.

Open Water (Primera parte)

Este fin de semana ha sido tranquilito para descansar un poco de las Navidades, así que nos hemos quedado en Bangkok.

Pues uno de nuestros objetivos que pensamos al llegar aquí fue ir a bucear porque nos habían dicho que era muy bonito, pero teníamos el pequeño problema que ninguno lo había hecho nunca, a lo sumo algo de snorkel, y después de tres meses aquí ya era hora de ponernos las pilas con este tema.
Contactamos con el instructor que usaron los becarios del año pasado y que nos recomendaron porque era muy bueno y además participa como doble especialista o comprobando la seguridad en las películas tailandesas donde hay escenas de agua, me dijo que el año pasado había participado en diez. El tío no habla demasiado ingles, pero se hace entender. Quedamos con el un día para que nos explicara todo y negociáramos el precio y demás cosas. Nos explicó que teníamos que sacarnos el título de Open Water del PADI y que podíamos hacerlo en tres pasos: una clase teórica con él, unas prácticas en piscina y cuatro inmersiones en un fin de semana (dos un día y dos en otro).
La clase teórica la hicimos el viernes por la tarde y nos enseñó los conocimientos básicos y nos dio un libro para que nos leyéramos.

El sábado fue el día divertido. Fuimos a una piscina en Bangkok. Primero nos enseñó a montar todo el material y por fin pudimos tirarnos a la piscina como estábamos deseando. La clase consistió en prácticas de respiración, relajación, quitarnos y limpiarnos las gafas bajo el agua, como compartir el oxigeno si tu o tu compañero os quedáis sin el, como hacer el ascenso de emergencia controlado en caso de quedarte sin aire y no tener otro medio para seguir respirando, control de flotabilidad, y alguna otra cosa que ahora no recuerdo. Luego estuvimos dando vueltas por la piscina, pero nos cansamos pronto porque no daba mucho de si. En total estuvimos como unas tres horas y pico, casi cuatro. Lo pasamos muy bien.



Cuando terminamos el estómago nos quería decir algo, así que le dimos algo para ver si entendíamos lo que quería y salimos corriendo al aeropuerto para recoger a nuestro nuevo compañero. Se llama Kiko y viene de la Cámara de Comercio de Madrid en sustitución de nuestro magic Javi. Por la tarde estuvimos enseñándole la zona y por la noche le hicimos una ruta de bares empezando por Khaosan y terminando por el Q-Bar.
Como ya os podréis imaginar, al día siguiente no teníamos el cuerpo para mucho, así que lo pasamos vegetando en la piscina del edificio.

Continuara....

15 de enero de 2008

De visita por Bangkok

La verdad que la vuelta a casa aunque sea después de un viaje siempre es reconfortable, y en este caso no fue una excepción. Llegamos a casa tarde, así que este día de llegada de Koh Samui no dio para mas.

Los días siguientes fueron dedicados a visitar varias zonas de Bangkok y a cenar y comer con los compañeros.
Empezamos por la casa de Jim Thompson que fue un americano que aterrizó en Bangkok a través de la CIA en la Segunda Guerra Mundial y se convirtió en uno de los mayores empresarios del país gracias al negocio de la seda y que desapareció misteriosamente en unas montañas de Malasia mientras daba un paseo en solitario de vacaciones. La casa está hecha enteramente de madera de teca y, como era costumbre en la época, no se ha utilizado ningún clavo. Está llena de mucha vegetación y pequeños lagos con peces, lo que hace que haya una temperatura muy agradable. La casa ha sido trasladada al lugar donde se encuentra ahora, pero anteriormente estaba junto a su fábrica a las afueras de Bangkok. Dentro hay cantidad de objetos de arte y la casa es un ejemplo de arte tailandes. No se por qué motivo tenían allí un pequeño estanque y dentro había un pez manta y un pez cocodrilo que tiene cuerpo de pez y cabeza de cocodrilo, muy curioso.



Y a media tarde fuimos a dar un paseo por Chinatown. Esto es girar en una calle y parece que entras en otro mundo. Grandes carteles luminosos, montones de establecimientos de medicina natural china, puestos de comida y montones de tiendas con chorraditas para comprar. El paseo no fue muy largo porque al rato empezaron a cerrar todo y casi nos quedamos solos.


A Bangkok no se puede venir sin ir a visitar la zona del Wat Phra Kaew, así que eso tocó a la mañana siguiente. También vimos el Wat Po donde se encuentra un buda reclinado de 46 metros de largo.


Y después pasamos a la otra orilla del rió para ver el Wat Arun que tiene una gran torre en el centro con unas escaleras que según van tomando altura tienen mayor porcentaje de inclinación y cuando vas subiendo vas viendo la suela de los zapatos del que te antecede, no es un buen sitio para que las mujeres vayan con una falda corta. Desde arriba del todo también hay unas buenas vistas de Bangkok y del rió.


Para terminar el día, a estas alturas ya estábamos bastante cansados, visitamos el Golden Mount. Es un pequeño monte en el que hay arriba del todo un buda y buenas vistas, pero lo que mas me sorprendió fue que al rededor de la montaña hay montones de "tumbas" típicas tailandesas. Por lo que tengo entendido a la mayoría de la gente se le incinera y sus restos son guardados dentro de pequeñas estupas o en los muros dentro de los recintos de un templo, pero en esta ocasión estaban dentro de la montaña.

Lo que tengo detrás es una pequeña estupa. Se pueden observar las placas a los lados.

El último día estuvimos de compras por Chatuchak y por la tarde dándonos un último masaje para quitarnos la depresión que da pensar que al día siguiente vuelves a trabajar.

10 de enero de 2008

Koh Samui


¡¡¡¡FELIZ AÑO A TODOS!!!!

Pues ya estoy de vuelta después de unos cuantos días de vacaciones y, como siempre, la vuelta es dura. Me he tirado todo el primer día leyendo, contestando correos electrónicos y poniendo cosas al día. Pero bueno, vamos al tema de los viajes que es lo que interesa.

El sábado a medio día llego Samantha de Madrid para pasar la nochevieja y hacer un poco de turismo por Tailandia. Para paliar el viaje la llevé a darse un masaje de aceite relajante y por la noche a tomar una copa al Siroco. Después de estas dos cosas nadie puede decir que Tailandia es un mal lugar para venir.

Al día siguiente cogimos el avión rumbo a Koh Samui que es una isla justo en frente de Koh Pha Ngan y es la tercera mas grande de Tailandia y por tanto una de las mas visitadas. Está muy bien porque tiene un poco de todo: espectaculares y solitarias playas para relajarte viendo el atardecer, grandes y animadas playas donde poder practicar deportes náuticos como windsurf, catamaran, moto acuática, wakeboard y demás, cantidad de templos y budas que visitar, selva y cascadas donde sentirte como Indiana Jones y ambiente y marcha por la noche. Además tiene una carretera que rodea toda la isla y es bastante cómodo alquilarte una moto e ir de un sitio a otro. Lo único que no me gustó es que es de lo más turístico que he visto, no hay grandes resorts pero si mucha gente y tráfico por ciertas zonas.

El resort estaba bastante bien, y además nos habíamos cogido una suite view room que tenía vistas directas al mar desde la cama y una super ducha de pie muy bien diseñada. Me encantan los cuartos de baños de los grandes hoteles.
Pues corriendo nos pusimos los bañadores y nos fuimos a la zona norte de la isla . Estuvimos visitando un Gran Buda y luego fuimos a comer y a pasar la tarde a una playa que tenía una pequeña isla justo en frente y a la que se podía llegar nadando.



A partir del día siguiente el tiempo se torció y excepto el último día el tiempo estuvo nublado, lloviendo en ocasiones y con mucho viento. Así que tuvimos que cambiar la playa por los templos, la selva, las cascadas, los elefantes y las compras. De esto no hay mucho que decir, así que os pongo las fotos.



Por la noche estuvimos buscando algún lugar especial para cenar, pero en los únicos sitios en los que hacían cenas especiales era en los resorts y pedían demasiado dinero o estaban completos, así que nos tomamos una rica carne a la brasa. Yo eche mucho de menos la gamba roja, los cangrejos y demás pescado que solemos tomar en navidad, así que para el año que viene tomaré ración doble. Durante la cena empezamos a ver una gran cantidad de grandes globos de papel en el cielo (aún no se como se llaman estos globos) que venían de la playa y como imnotizados, al terminar de cenar seguimos la procedencia de estos globos hasta llegar a la playa. Allí nos tomamos unos mojitos mientras veíamos el lanzamiento de fuegos artificiales y globos. Y así terminamos el año. No hubieron ni campanadas, ni un reloj "oficial" que indicara el momento exacto en el que entrabamos en el nuevo año, así que cuando lo consideramos brindamos y nos felicitamos. Tras un rato mas en la playa disfrutando del buen tiempo, el ambiente y los fuegos artificiales y globos que no paraban de salir nos fuimos a buscar algo mas de marcha. Al final, no sin poco esfuerzo y de varios paseos a lo largo de varias calles, acabamos en una discoteca que por fuera era un claro homenaje a Bob Marley pero por dentro era una gran discoteca como otra cualquiera con música tecno.


El día siguiente seguimos con nuestras rutas de templos, pero en esta ocasión vimos algo curioso en uno de ellos. Tenían un monje momificado expuesto en una vitrina. Resulta que el monje predijo su propia muerte para una fecha determinada y acertó, manda huevos. Antes de morir dejó escrito que quería que lo dejaran en la posición de meditación para mostrarla a los futuros discípulos.


Otro día fuimos a un lugar de oración muy curioso. Lo llamo lugar de oración en vez de templo porque no lo era, sino que estaba en la cumbre de una pequeña ladera dentro de un barco que habían construido de cemento. Debía de tener alguna relación con el mar y la navegación porque habían muchas ofrendas de barcos al buda que estaba dentro. Al rededor del barco había un pequeño laguito donde había una cantidad infinita de peces, tal era el número que compramos unas bolitas para darles de comer y cuando las echábamos se agolpaban unos encima de los otros y prácticamente salían del agua como si estuvieran haciendo la típica torre que hace la gente en la playa subiéndose a los hombros. Era una zona muy bonita y tranquila, pero los mosquitos nos estaban comiendo y tuvimos que salir pitando de allí.

La inercia de la escapada nos llevó a un pequeño templo encima de una pequeña montaña que tenía una carretera con una impresionante pendiente que un pick-up no fue capaz de subir, pero a nosotros no había quien nos parara con nuestra moto. Arriba se respiraba paz y tranquilidad, un monje estaba sentado en un banco mirando al infinito, y no me extrañaba nada porque las vistas eran para que se te cayera la baba.


Al final decidimos cambiar el vuelo y adelantar el regreso para que Samantha pudiera tener mas tiempo de visitar Bangkok, y dado que no podíamos ir a la playa tampoco tenía mucho sentido quedarnos mas días. Como siempre suele pasar, la ley de Murphy se cumple sin excepciones, y el último día salio el sol y el viento se calmo, así que desenpolvamos los bañadores y pasamos nuestras últimas horas en la playa.