29 de febrero de 2008

El cine y la Baiyoke Building

Esta entrada en realidad debería ser de hace un par de fines de semana, pero he conseguido las fotos ahora, así que mas vale tarde que nunca.

Ese fin de semana me lo tomé de relax y de paseo por Bangkok que hacía tiempo que andaba por sus calles.

El viernes Myriam me invitó a ir con ella y sus compañeros de trabajo a ver una película en el IMAX del Siam Paragon. Creo que anteriormente solo había visto un par de películas IMAX, pero esta me impresionó mas que nunca. La película trataba sobre un alpinista que vuelve al pueblo donde se crió en Suiza para ascender la montaña que, cuando era un niño, mató a su padre. La historia no tiene mucho pero ver imágenes de los Alpes en una pantalla gigante y con una calidad excepcional te deja con la boca abierta. No duró mucho la película y me quedé con las ganas de que me enseñaran mas imágenes.
Cuando salimos era hora de cenar, y fuimos andando al Central World que es otro centro comercial que está cerca y está lleno de restaurantes. Como el año nuevo chino estaba cerca, toda la decoración representaba a ese país.


Como todavía era pronto decidimos darnos un paseo por los alrededores. Primero nos metimos por unas calles super pequeñas y bastante auténticas donde pudimos ver las condiciones de vida de algunas personas. No entramos en ninguna casa, pero a mi me daba la impresión de que eran como una especie de garaje, quizás dentro tengan mas habitaciones pero dudo que hayan mas de dos. El suelo es de cemento, no tienen casi muebles ni decoración en las paredes. Muchos de ellos tienen su negocio de comida en la misma puerta o son tiendas-casa. Estuvimos un rato por allí, pero no nos sentíamos demasiado cómodos y nos marchamos.


Cuando salimos algo en el cielo nos hizo mirar hacia arriba y vimos que estábamos muy cerca de la Baiyoke Building. Es el edificio más alto de Tailandia, el hotel mas alto del sudeste asiático y el tercero mas alto del mundo, ahí es nada.


Arriba del todo tiene un mirador desde donde se puede observar la ciudad a tus pies. Nosotros estuvimos cerca de dos horas contemplándolo todo y haciendo fotos. Arriba hay un bar con música en directo, pero era bastante cutre para lo que se supone que debe ser este hotel.
Desde los ventanales se veía un gran nudo de carreteras que se entrecruzaban y curiosamente en uno de ellos estaban todos los coches parados en ambos sentidos, como si hubiera un semáforo a la entrada del nudo y no podían entrar. Yo estaba bastante extrañado y me quedé un rato mirando. Pasó un buen rato hasta que aparecieron un par de coches a alta velocidad escoltados por dos coches de policía delante y detrás. Ya me habían dicho que cuando la familia real viajaba por la ciudad cortaban las carreteras por donde ellos pasaban, pero nunca lo había visto, incluso me han comentado que como nadie puede estar por encima del rey cortan los puentes mientras van con el coche por la ciudad para que nadie esté a una altura superior a el.




Al día siguiente decidimos volver a ir al cine, pero en esta ocasión a ver una película normal. No habíamos ido hasta ahora, y desde que llegué aquí estoy bastante desconectado del cine, así que no me sonaba ninguna de las películas que habían en la cartelera y mucho menos las tais. Aquí las películas son en ingles con subtítulos en tai o en tai con subtítulos en ingles. Al final dudamos entre una americana que tenía buena pinta o una tailandesa para conocer un poco mas de esta cultura. Al final preguntamos a una pareja que también estaban viendo la cartelera y nos recomendaron una llamada "Chocolate". Ya nos habían comentado que habían distintos tipos de salas y butacas. Aquí la butaca mas simple es ancha, tienes espacio de sobra con el de delante y el respaldo se balancea, una vez mas Tailandia supera a España en calidad. Pero es que hay otras salas en las que puedes encontrar sofás, sofás con mesa delante para las bebidas y hasta te dan comida, bebida y manta con la entrada.
Antes de meternos en la sala teníamos que cenar porque la película empezaba a las diez. Después de dar unas cuantas vueltas mirando los restaurantes del centro comercial nos gustó uno japones muy curioso. Era un bufet libre, pero en lugar de tener que levantarte a coger la comida, te ponían una sopa caliente en tu mesa y había una cinta a tu lado por el que iban pasando distintos tipos de platos para que eligieras (sushi, sashimi, carne y verduras para la sopa,...) y de postre un helado. Nos pusimos las botas.

Con el estómago lleno ya nos pudimos meter a ver la película.
En la sala habrían unas diez personas en total contándonos a nosotros, así que nos cambiamos y nos sentamos en uno de los sofás que habían en la última fila.


La película..... no estaba mal, pero poco dialogo para mi gusto y demasiadas peleas, un argumento un poco flojo también. Pero estuvo entretenida.

Del resto del fin de semana no hay nada a destacar. Hasta la próxima!!!

25 de febrero de 2008

Surin Islands

Un fin de semana mas y otra escapada. En esta ocasión de cuatro días porque el jueves fue fiesta y en cuanto terminamos en la oficina el miércoles nos hicimos la mochila y salimos a la estación de autobuses donde nos esperaba nuestro cachondo instructor de buceo Pok para ir a las Islas Surin.
La llegada no la organizamos muy bien por no haberlo pensado mejor y por la falta de comunicación con nuestro instructor que habla un ingles básico y le entendemos mejor debajo del agua que arriba. Entonces llegamos a Ranong con el autobús a las cinco de la mañana, nos recogió una furgoneta y después de pasar por un par de sitios llegamos finalmente al barco en el que pasaríamos el resto de días. Eran las siete de la mañana y yo no había podido dormir en el autobús por el frío que hacía y lo incomodo que estaba (un día escribiré sobre los autobuses de aquí porque tiene su miga), así que mientras mis compañeros se fueron a comprar las provisiones y alquilar el material yo me quedé durmiendo en el barco. Cuando me desperté aún no habían vuelto y me dio tiempo a pasarme por la lonja que había justo al lado de donde estábamos atracados.

El caso es que teníamos que esperar a otro grupo que también venían en el barco (Seawordl 1) y llegaban sobre las seis de la tarde, entonces nos fuimos a un Spa y a unas aguas termales naturales que habían donde nos dimos un paseo y un masaje mientras hacíamos tiempo.
El agua que salía de ahí debía estar a cincuenta grados de temperatura, salían unas burbujas y un humo muy gracioso que te hacía entender que el agua estaba que pelaba. Aún así comprobamos la temperatura con nuestras manos que solo consiguieron rozar levemente el agua.
A nuestra vuelta ya había llegado todo el mundo y pudimos zarpar del puerto. Estuvimos toda la noche navegando y a mitad de camino se subió otro grupo, en total seríamos unas 18 personas mas la tripulación y llegaríamos a los 23 o 25 personas. Hemos vivido como reyes porque nunca había recibido tanta atención. Aquí si no querías no movías un dedo. Cuando volvíamos de cada inmersión nos encontrábamos con la mesa llena de comida para reponer fuerzas, te colocaban el chaleco y hasta las aletas en los pies, recogían la mesa, preparaban el material para la siguiente inmersión, te ayudaban a subir y bajar del barco, ..... Pero el ambiente ha sido fenomenal. La gente era super simpática y comentábamos lo que habíamos visto después de cada inmersión.
No voy a contar cada una de las inmersiones porque sería un rollo y tampoco me da la memoria porque han sido unas once en tres días. Así que os diré como han sido los días.
Nos levantaban todos los días a las 06:30 con un golpe en la puerta del camarote, subíamos al primer nivel donde tomábamos un desayuno ligero a base de zumo y una tostada. El que nos despertaba, nos explicaba las inmersiones y cuidaba el material era un alemán, así que ya os podéis imaginar el stress que llevábamos los españoles con el tema de los horarios. A las 06:50 nos explicaba lo que nos íbamos a encontrar abajo, la profundidad, la orientación, animales y vegetación, .... y a las 07:00 teníamos que habernos puesto el traje, el chaleco con el oxígeno, las aletas y estar listos para saltar. Las inmersiones, dependiendo de la profundidad, solían durar unos cuarenta o cincuenta minutos a unos quince metros y una media hora entre veinte y treinta metros. Después de la primera inmersión nos encontrábamos en la mesa un super desayuno que cada día variaba entre fruta, tostadas, huevos revueltos, jamón y salchichas, ..... Mientras tanto el barco nos llevaba a otro lugar, y a las 10:30 ya habíamos tenido la reunión del nuevo sitio y estábamos de nuevo en la plataforma del barco listos para saltar. Y vuelta a empezar. Comida a medio día, inmersión a las 14:00, merienda y última inmersión del día a las 16:00, excepto el segundo día que hicimos una inmersión nocturna que fue sustituida por la de las cuatro de la tarde.
La nocturna fue una pasada. Al principio estábamos todos bastante nerviosos porque no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar a esas horas, serían las ocho de la noche. Nos dieron un pequeño foco a cada uno y después de todo el ritual de preparación nos sumergimos, y después de unos minutos bajo el agua vimos que en cuanto a condiciones no había ninguna diferencia a bucear de día, pero la impresión y las vistas parecían distintas, el coral toma otro color y el plancton adquiere colores mas vivos. Pero lo mejor de bucear de noche es cuando vuelves a la superficie y miras al cielo despejado y estrellado que casi te hace llorar de la emoción.
Después de cada cena sacábamos unas botellitas de alcohol y nos tomábamos unas copas mientras hablábamos, nos jugábamos unas partidas a las cartas o simplemente nos tumbábamos en el solarium a contemplar el cielo.
Los mejores momentos que hemos pasado ha sido cada vez que estábamos bajo el agua. Hemos visto cosas impresionantes. Para mi lo mejor ha sido poder contemplar tranquilamente y durante cinco minutos a una tortuga gigante posada sobre una roca y observándonos, es uno de los animales acuáticos mas bonitos.
También pudimos ver un pez raya, aunque muy de pasada, un grupo de Sepias apareándose, Langostas, arrecifes de corales, peces piedra que se mimetizan con su entorno, montones de peces como el de la película Buscando a Nemo, un montón de peces escorpión, y cantidad de cosas mas, pero la lista se haría larguísima. Solo nos quedó por ver el ansioso tiburón ballena.
En las primeras dos inmersiones me costó un poco descomprimir los oídos a partir de los quince metros, pero fue la ultima vez que tuve problemas y después de esa todo fue disfrutar y sentirme como pez en el agua, que aquí viene al pelo.
La vuelta la iniciamos el domingo que solo nos dio tiempo a hacer dos inmersiones en las conocidas Richelieu Rock y a medio día estábamos con el barco camino de vuelta. Esta roca es muy conocida y concurrida. En ella pudimos ver todo aquello que vimos en las otras inmersiones a menor medida, multiplicado por dos. Es decir, vimos muchos mas flutemouth, mas peces piedra, y la vegetación era preciosa y muy variada. Por eso es tan conocido este lugar.
Cuando llegué el lunes a la oficina me encontré con que había llegado tarjeta del titulo de Open Water que me saqué el mes pasado.
Así que ahora estoy esperando que me llegue la nueva con el Advanced Open Water.
Aún no me han dado las fotos bajo el agua que estuvimos haciendo, así que en cuanto las tenga haré otra subida.

14 de febrero de 2008

Seguridad en el trabajo

Estamos de acuerdo en que este es un país en desarrollo, que hay cosas muy avanzadas como el sky train o los rascacielos y otras no tanto como la higiene o la red de comunicaciones terrestres. Pero una de las cosas que me han llamado últimamente la atención son las condiciones de trabajo en algunos sectores, sobre todo en la construcción.

Justo al lado de mi casa se encuentra el Hotel Ambassador donde deben estar haciendo obras dentro y diariamente hay gente cargando escombros en un camión con las manos. Cuando yo paso por ahí es tal la humareda que tengo que pasar por la acera contraria y taparme la nariz y la boca, pero los trabajadores únicamente van protegidos por unos guantes y una camiseta o un jersey que les cubre toda la cabeza y solo les deja visibles los ojos, pero no creo que eso se suficiente para hacer de filtro para los pulmones.
Lo que ya ha sido definitivo para escribir esta entrada ha sido lo que he visto durante esta semana pasada.
Mientras me encontraba trabajando en la mesa de mi despacho, por un momento perdí la mirada por el ventanal que tengo justo al lado y cuando volvía fijar la vista que tenía perdida vi unas figuras moverse a la misma altura de mis ojos. Mi oficina está en un piso 26, así que no era posible, pero cuando volví en mi vi que había un grupo de cuatro tíos subidos en un tejado arreglándolo. Me quedé un buen rato mirándolos y ellos allí tan tranquilos.


En frente de mi habitación están construyendo un edificio. Gracias a dios en horario de trabajo yo no estoy y no me molesta el ruido, porque lo tengo bastante pegado. El caso es que el otro día estaban montando la grúa.


Pero lo mas fuerte fue ver a un tío suspendido en el vacío sobre una barra de metal arreglando no se que, y el compañero detrás suyo mirando. Mi casa está en un 29, así que ellos deberían estar en un 27, casi nada.

12 de febrero de 2008

Wakeboarding

Este fin de semana me he quedado en Bangkok, así que no ha habido gran cosa, pero como parece que haya un incendio permanente en mi casa pues he tenido que salir corriendo de casa y hacer algo. El viernes y sábado nada especial: comidas, cenas y salidas.

Lo guay vino el domingo. Yo llevaba tiempo proponiendo este plan, pero las salidas nocturnas y el despertarse tarde de los fines de semana lo habían evitado, así que aprovechando que en esta ocasión nos quedábamos en la capi no quise dejar pasar la oportunidad una vez mas. David y yo nos propusimos quedar el domingo a las dos de la tarde pasara lo que pasara el día anterior. Y cumplimos como campeones a pesar de haber dormido solamente unas siete horas, que para ser domingo es duro.
El lugar está en las afueras, cerca del aeropuerto y un poquito escondido, así que hace tiempo me saque de Internet un mapa para poder indicar al taxista como llegar, pero sorprendentemente el taxista supo llegar solamente con el nombre de la calle. Bueno tuvo que preguntar un par de veces a unos moto-taxistas cuando ya estábamos cerca y un cambio de sentido pero fue bastante mas sencillo de lo que yo pensé.

El recinto consiste en un lago que tiene dos zonas: una para el wakeboard y otra para windsurf. Allí tenían un montón de tablas de windsurf, velas e incluso una pequeña velería, pero ni el lago es lo suficientemente largo ni creo que haya suficiente viento como para poder practicarlo en condiciones. Luego tampoco hay una lancha que vaya delante tuya arrastrándote, sino que es un circuito donde te enganchas a una especio de arrastre similar al de las estaciones de ski. El circuito no es muy largo pero tiene unos cuantos saltos y es bastante entretenido. Tu llegas allí, puedes elegir hacer ski acuático, wakeboard o algo parecido al bodyboard pero vas de rodillas. Después te sientas en un pequeño asiento suspendido a medio metro del agua, te pones en posición, te dan la cuerda y cuando pasa un enganche libre lo coge y te pega un tirón para que salgas. Lo mas complicado es la salida y las primeras veces no consigues ponerte de pie, así que te dedicas a aguantar el primer tirón, caer al agua y volver a hacer la cola. Después ya todo es fácil, mantener el equilibrio, deslizarte y girar no es nada complicado.

Había un grupo de gente, mezcla de tais y farangs, que debían pasar muchas horas de su tiempo libre allí porque tenían un nivel bastante avanzado. Iban equipados con sus propias tablas, cascos, rodilleras, .... e incluso habían algunos que en lugar de llevar una tabla de wakeboard tenían una especie de tabla de skateboard pero mas preparada para el agua. Los tíos estaban ahí pegando saltos bastante impresionantes y haciendo piruetas. Nosotros nos dedicamos a aprender a levantarnos y a conseguir dar la vuelta al circuito entero porque era bastante cansado, en cada giro tenías que abrirte todo lo posible para que la cuerda estuviera siempre lo mas tensa posible y no te pegara un tirón muy fuerte por haberte quedado parado.
La anécdota curiosa fue ver a uno de estos tíos surfear con su perro subido a la tabla también. La verdad que parecía encantado.


Pues así pasamos dos horas sin parar, y luego nos comimos un Pad-thai con una cerveza que nos devolvió a la vida.



Como este sitio esta un poco apartado no había ningún taxi en la puerta y había como algo mas de un kilómetro hasta la carretera principal, pero una vez mas la gente tailandesa nos dio una lección. Nosotros íbamos andando por un camino de tierra y pasó un pick-up bastante viejo y lleno de una fruta que no llegué a reconocer y se paró al ver que íbamos andando. Nos preguntó si íbamos a Bangkok y nos invitó a llevarnos hasta la carretera general, pero como iba cargado hasta arriba abrió la puerta de atrás (que queda suspendida) y nos llevó sentados ahí. Cuando nos bajamos le dimos las gracias y le hicimos el saludo budista juntando las manos, pero nos dijo que el era cristiano!!! El 95% de los tailandeses son budistas y nos topamos con un cristiano. En fin que cogimos un taxi y volvimos a casa.

Hoy han pasado dos día desde que fui y no sabéis lo que me está costando teclear y escribir todo esto con las agujetas que tengo!!!

7 de febrero de 2008

La wii o cumpleaños de Jorge

El martes celebramos el cumpleaños de Jorge y de David. Jorge es un expat que trabaja aquí desde hace unos dos años, y David es la última incorporación a la oficina y que lleva una semana escasa. Casualmente el cumpleaños de David fue el domingo y el de Jorge el mismo martes, así que nos invitó a su casa a cenar y celebramos los dos.

Jorge a la derecha de la imagen y David a mi derecha


Ya nos había comentado que hacía poco que se había comprado la consola Wii y que estaba muy enganchado, así que su regalo fue bastante sencillo, un kit completo de complementos para la consola: guantes para jugar al boxeo, raqueta, palo de golf, volante y no se que mas cosas.

Mientras el pobre Kiko hacía la cena los demás nos dedicamos a quemar la consola. Reconozco que yo ayudé un poco con la tortilla de patatas. La verdad que el tío es un cocinitas, y como siga así le va a tocar pringar en todas las cenas que hagamos, pero nos hizo un tolstoi a la pimienta muy rico, que acompañado con la tortilla, quesito, jamoncito, lomito y demás embutido nos pusimos como el quico.


El resto de la noche transcurrió jugando a la Wii, donde hubo piques sobre todo en el tenis y el boxeo y Kiko se tuvo que duchar dos veces porque no dejaba de sudar después de cada partida.



Ya lo tenía pensado, pero creo que ahora está decidido. En cuanto pase por Hong Kong me pillo una para ponérmela en el salón y que los vecinos flipen cuando me vean echar chorros de sudor haciendo el idiota delante de la televisión, pero mola muuuuuuuuuuuuuucho.

5 de febrero de 2008

Phetchaburi

Este plan nos ha salido un poco rana, pero alguna vez tenía que ocurrir y más vale que fuera aquí y no en otro lugar mas lejos.

El viernes nada mas salir de la oficina cogimos un tren. Desde que estoy aquí sólo había cogido uno para ir a Ayutthaya, y sabiendo como son esta vez viajamos en segunda clase, que en realidad no tiene mucha clase pero al menos tiene asientos reclinables donde puedes dormir. La distancia es corta, unos 200 Km, pero tardamos unas cuatro horas porque va parando por todos los pueblos y es algo así como un tren de cercanías. Así que lo cogimos las tres de la tarde y llegamos a las siete, un poco infierno, pero bueno.

Aquí se encuentra el antiguo palacio de verano del rey Rama V y una gran cantidad de templos budistas, así como un parque nacional y costa con playas. Ese fin de semana se celebraba un festival en el que habrían fuegos artificiales e iluminarían el palacio por la noche. Vinimos muy ilusionados por lo que habíamos leído en la Lonely Planet.

En esta ocasión no dormimos en un guest house ni en un resort sino en un hostal que daba un poco de miedo y que recordaba a un reformatorio de película. El pueblo estaba bastante tranquilo para que al día siguiente se celebrara el festival. Fuimos a cenar al primer lugar que nos pareció decente, y no fue fácil por la poca cantidad de sitios que había y allí nos tomamos una sopa Suki y unas cuantas cervezas mientras polemizábamos sobre la vida.


No nos costó mucho encontrar la discoteca del pueblo después. El dueño, que hablaba muy bien inglés y que nos hacía pensar que debía haber estado viviendo en el extranjero una larga temporada, nos trató muy servicialmente para que entráramos, y es que éramos los únicos farangs y todo el mundo nos miraba. Después de hablar un poco con él nos preguntó qué habíamos ido a hacer allí, y ya os podéis imaginar nuestra cara cuando, después de decirle lo del festival, nos explicó que había sido aplazado por la muerte de la hermana del rey. Murió el 2 de Enero pero se ha establecido un luto de cien días por lo que hay algunos lugares cerrados y otros eventos cancelados. La verdad que nos entró bastante bajón cuando nos lo dijo. David y Adriana, las dos últimas incorporaciones de la oficina, decidieron coger el siguiente tren de vuelta a Bangkok que salía a las 12:30 de la noche, pero ya que estábamos allí no íbamos a volvernos y veríamos lo poco que nos pudiera ofrecer.

Nuestra idea era quedarnos hasta el domingo para que nos diera tiempo a ir a la playa y a verlo todo, pero decidimos volvernos en tren de las 15:00 del sábado para que nos diera tiempo a salir por Bangkok. Así que dormimos un poco mas de la cuenta y después nos fuimos al 7-eleven a comprarnos algo para desayunar cuando nos llevamos la primera sorpresa del día. Habíamos comprado unos croissant muy ricos que íbamos a ir a comernos a un parque muy bonito que había justo enfrente.


Kiko llevaba la bolsa en la mano, junto con el resto de cosas compradas, cuando de repente notó un fuerte tirón, fue todo muy rápido, su primera impresión fue que era un perro, pero nosotros que estábamos un poco mas alejados vimos como uno mono salía corriendo con nuestros ricos croissant!!! El tío se subió a un tejado y se puso a comerlos mientras disfrutaba de las vistas, a continuación tiró los croissants, bajó rápidamente del tejado por un poste de madera, cruzó corriendo la carretera sin mirar ni usar el paso de cebra y se abalanzó sobre la bolsa de un pobre niño que iba paseando con sus padres. El crío pegó un salto, soltó la bolsa y salió corriendo. Que ganas me dieron de haber tenido una escopeta de aire comprimido para enseñarle al mono ese a no asustar a los niños. Mas tarde nos dimos cuenta que en este pueblo abundaban los monos.

Ya repuestos del susto nos cogimos un tuk-tuk que nos llevó al lugar donde teníamos que coger un funicular que nos subía a la cima de la montaña donde estaba el palacio. Realmente no es un palacio como os podríais imaginar. El edificio principal es pequeño y solo tiene un par de salones, un par de habitaciones, un despacho y poco mas, y la decoración es escasa, pero mezcla el estilo europeo con el chino. Lo bonito son los alrededores del palacio. Los árboles frondosos tapan los Chedis y los lugares dedicados a la oración. Es muy bonito pasear por la gran extensión donde reina la tranquilidad y por un momento te transportas al pasado y sientes como era la vida del rey en esos meses calurosos.



Otra de las sorpresas que nos encontramos fue ver las primeras papeleras digitales, si si aquí en Tailandia!!

Y es que este país es capaz de lo mejor y de lo peor

Cuando llegamos de vuelta abajo con el teleférico, nos dejó en una cúpula con dibujos tallados. A la subida no le presté demasiada atención, pero esta vez me fijé mejor y fue la tercera sorpresa de la jornada.

Fijaros en la marca del motor



El calor era sofocante e íbamos buscando el cobijo de los árboles para no achicharrarnos, entonces cambiamos las alturas por el subsuelo. Fuimos a ver unas cuevas donde había un montón de budas de todos los tamaños, formas y nacionalidades (porque los había indios con cara de tigre). Vimos uno muy curioso que tenía un montón de juguetes al rededor, y el guía nos explicó que la gente donaba juguetes para que les ayudara a tener un hijo, debe ser algo como la Virgen de Regla que es la diosa de la fertilidad.



Y aquí acabo lo interesante. El viaje de vuelta fue bastante pesado porque no había segunda clase y nos tocó ir en tercera, en asientos duros donde casi no podías apoyar la cabeza, hacía calor y por la ventana entraba tanto polvo que parecía que hubiéramos jugado en partido de fútbol en la tierra como cuando éramos pequeños.

El resto del fin de semana lo dedicamos a tomar unas copas por la noche y descansar el domingo, que ya tocaba.