11 de enero de 2013

Dia 10 - Suzhou

Este día volvimos a coger el tren con dirección al Oeste, a unos 100 kilómetros de Shanghai, a la ciudad de Suzhou (). Se encuentra en la parte baja del río Yangtze y a menudo es denominado como la Venecia de China. La ciudad cuenta con unos 5 millones de habitantes y una gran cantidad  de canales, puentes de piedra, pagodas y jardines diseñados meticulosamente que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Nosotros llegábamos con una lista de lugares para ver, y a la llegada a la estación de tren un montón de guías turísticos se echaron encima de los únicos occidentales que vieron pasar por la puerta. Ninguno de ellos hablaba casi ingles, y los recorridos que nos mostraban no coincidían con el nuestro. Así que finalmente nos decidimos por uno de ellos que, al no hablar ingles, casi solo se encargó de trasladarnos de un sitio a otro. No fue como el día anterior donde pudimos tener alguna conversación con el chofer y así profundizar un poco en su cultura.

Al primero lugar donde nos llevó fue al Calm Garden donde disfrutamos paseando tranquilamente por su gran recinto.























Nos sorprendió mucho cuando un grupo de ancianos chinos quiso hacerse unas fotos con Samantha. Pensamos que debían estar también de turismo y que pertenecerían a algún pueblo o ciudad alejada, y que no tendrían costumbre de ver a una persona tan rubia y de piel tan clara, porque a mi no me hicieron demasiado caso. Quizás hoy esté puesta en el salón de alguna casa china, quien sabe.



















La siguiente etapa fue un paseo por el río. Es cierto que hay muchos canales y compuertas para compensar el desnivel del terreno.


El paseo nos trasladó a la parte mas profunda y auténtica de la sociedad china.







Para mi gusto la comparación con Venecia es un tanto exagerada, quizás el pensamiento de que iba a un pueblecito rompió todos mis esquemas.

Antes de comer visitamos Lingering Garden (留园).

Este jardín, a parte de su belleza, destaca por las representaciones que se hacen de antiguas historias a través de la canción y un instrumento llamado Guqin, también declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Para comer el chofer de repente giró y entró en un callejón. Al entrar los trabajadores estaban sentados al rededor de una de las mesas redondas jugando a lo que parecía un juego de cartas. Eramos los únicos clientes, pero por la hora supusimos que su hora de comer ya había pasado, aunque no por eso pusieron mala cara o tuvieron algún problema en servirnos. La carta que nos ofrecieron solo estaba en chino, así que la única manera de orientarnos fue a través de las fotos, que por suerte eran muchas.

Una vez repuesto algo de fuerzas visitamos Beisi Pagoda (北寺塔). Data de la dinastía Ming cuando fue reconstruida debido a los daños sufridos por el fuego al final de la dinastía Song. En sus orígenes tenía once plantas.

Desde su última planta octogonal se puede contemplar el paso del tiempo

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